A propósito del subcampeonato de UD LAS PALMAS en 1969
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A propósito de Luis García Jiménez
Por AMADO MORENO
Arconada, el último entrenador destituido en Primera, tras la derrota de su equipo, el Almería, con el Sporting, se queja de haber ido a felicitar la Navidad a su presidente y éste responderle con el despido. Lo extraño es que el técnico se sorprenda. ¿Fue alguna vez distinto para los entrenadores? Ni la conquista de títulos asegura su continuidad. La historia está ilustrada con multitud de ejemplos similares. Haciendo caso omiso a otras recomendaciones, incluidas las de sus fichajes más mimados, Zidane y Ronaldo, años atrás, el entonces presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, dio la patada a Del Bosque -el alter ego de Luis Molowny-, pese a que había logrado dos títulos europeos con los merengues como técnico. ¡Qué inmenso error del Presidente de los galácticos! Luego lo pagaría caro con una sequía de títulos y, finalmente, con su renuncia a la presidencia.El relevo de Juan Manuel Rodríguez por Vidales era previsible
Por tanto, la probada profesionalidad de Rodríguez, pese a sus errores (por ejemplo, la marginación de Saúl, el goleador de la pretemporada, y sus aires de suficiencia con los que rechazaba sistemáticamente recomendaciones de la jerarquía deportiva del club), quizás no merecía este epílogo. Pero la realidad es terca y se ha impuesto. La sublevación de los «coroneles» de Juanito ha sido secundada, significativamente, casi por toda la ‘soldadesca’. Hasta aquellos futbolistas conocidos por su lealtad inicial al entrenador destituido se sumaron al «motín»; cuestionan sus métodos, la ausencia de comunicación y haber sido víctimas (algunos) de reproches que rayaron en la humillación.
Por si no fuese poco este «calvario» de acusaciones, Juan Manuel Rodríguez aceptó ayer, con resignación más que franciscana, comparecer en una rueda de prensa junto al presidente Miguel Ángel Ramírez para recibir una «pedrada en plena frente», al escuchar a Juanito, director deportivo, justificar su cese arguyendo que «la dinámica no es buena» y que hay plantilla para hacer las cosas mejor, andanada que lleva implícita una descalificación o censura del trabajo del entrenador relevado.
Juanito correspondía así al desaire de Juan M. Rodríguez, al ignorarlo durante la rueda de prensa en el listado de reconocimientos que enumeró en su despedida: desde el presidente a la afición, pasando, paradójicamente, por los jugadores que han exigido su «cabeza» a Miguel Ángel Ramírez, no dejando a éste otra opción de maniobra que el cese, drástica decisión con la que se intenta abortar una nueva derrota, este vez ante el Celta, y recuperar la cohesión.
Amado Moreno.
Publicado en LA PROVINCIA / DLP el 04.12.08
A propósito del cese de Juan Manuel Rodríguez
Dígase lo que se diga desde otras instancias autorizadas y respetables del club, ha sido la presión y las quejas de los jugadores, así como su negativa a entrenar en la mañana del miércoles, los factores determinantes de una decisión para la que no le tembló el pulso a Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, el primer convencido -y así lo ha transmitido a sus allegados- de que Juan Manuel Rodríguez era insostenible en el cargo, y, por tanto, necesario el cambio. Hay que convenir en que casi nadie recuerda el cese de un entrenador en la historia de la UD Las Palmas de las últimas décadas, con estos ingredientes.
Aunque siempre se ha aceptado que son los futbolistas los que echan o mantienen a los entrenadores, en el caso que nos ocupa quizás se ha ido demasiado lejos por lo que se considera una pérdida de las formas, de modo y manera que ante la opinión pública aparecen como dueños de las decisiones los empleados (futbolistas) y como subordinados suyos los dirigentes. El mundo al revés. La pregunta ahora de algunos, no exenta de lógica, es si se repetirá la misma historia cuando estos jugadores se harten de Vidales para forzar entonces una nueva destitución.
Amado Moreno.
Publicado en LA PROVINCIA / DLP el 05.12.08