A propósito del cese de Juan Manuel Rodríguez
Dígase lo que se diga desde otras instancias autorizadas y respetables del club, ha sido la presión y las quejas de los jugadores, así como su negativa a entrenar en la mañana del miércoles, los factores determinantes de una decisión para la que no le tembló el pulso a Ramírez, presidente de la UD Las Palmas, el primer convencido -y así lo ha transmitido a sus allegados- de que Juan Manuel Rodríguez era insostenible en el cargo, y, por tanto, necesario el cambio. Hay que convenir en que casi nadie recuerda el cese de un entrenador en la historia de la UD Las Palmas de las últimas décadas, con estos ingredientes.
Aunque siempre se ha aceptado que son los futbolistas los que echan o mantienen a los entrenadores, en el caso que nos ocupa quizás se ha ido demasiado lejos por lo que se considera una pérdida de las formas, de modo y manera que ante la opinión pública aparecen como dueños de las decisiones los empleados (futbolistas) y como subordinados suyos los dirigentes. El mundo al revés. La pregunta ahora de algunos, no exenta de lógica, es si se repetirá la misma historia cuando estos jugadores se harten de Vidales para forzar entonces una nueva destitución.
Amado Moreno.
Publicado en LA PROVINCIA / DLP el 05.12.08