Otra cosa es verificar que Vidales esté gozando por parte de la dirección deportiva del crédito y respaldo escatimados a su antecesor en el cargo, Juan Manuel Rodríguez, pese a tener éste acento canario y no leonés. Al capítulo de los despropósitos pertenece que se haya ‘oficializado’ desde el propio club un ultimátum a Vidales, mensaje que no contribuye nada a generar confianza y sosiego dentro ni fuera del equipo. Hora es ya de que asuman su responsabilidad otras instancias del club amarillo. Con sus protestas al palco, la afición ya las señaló. Curiosamente, ha sido la inestabilidad en los banquillos de la UD una característica de su gestión. Ningún entrenador ha logrado cubrir una temporada completa. ¿Por qué? Hay una anécdota ilustrativa al respecto. Miguel Concepción, presidente del Tenerife, firme candidato al ascenso este año, recabó semanas atrás de un relevante técnico grancanario la diferencia que observaba en contraste con la UD Las Palmas. “La diferencia, que no resulta insignificante -le contestó-, es que tu director deportivo, Santiago Llorente, actúa con la coherencia del que no tiene el menor interés en ocupar o interferir en el banquillo del Tenerife”. A buen entendedor… El cese de Juan Manuel Rodríguez, y el de Vidales, si llega a producirse en el futuro, más que el fracaso de ellos es el fracaso de un modelo de gestión deportiva.
PUBLICADO EN LA PROVINCIA / DLP EL 28 DE MARZO DE 2009