Unos optan por la autocomplacencia con el juego vistoso desplegado por la UD y su superioridad durante la mayor parte del partido ante el Xerez. Otros prefieren la autocrítica. Quizás sea mejor para el futuro del club apostar por lo segundo, sin desautorizar a los que eligen la primera, no exentos tampoco de argumentos. Un ejercicio sano de autocrítica lleva a vislumbrar el riesgo serio de descenso de la UD Las Palmas a Segunda B, de persistir con sus fallos clamorosos en defensa, sus guardametas incluidos, que alternan intervenciones espectaculares con errores que han costado pérdidas importantes de puntos.

 

Los tres últimos encuentros ante el Alavés, Sevilla Atlético y Xerez ratifican que todo el esfuerzo y eficacia en ataque del equipo amarillo se dilapida luego por una retaguardia altamente vulnerable. El Xerez apenas llegó con claridad en tres o cuatro ocasiones a la portería canaria para materializar su victoria. Se puso por delante en el marcador por culpa de una pifia, propia de un escolar y no de un futbolista profesional.

La autocrítica no exige crucificar al responsable de este fallo, ni al resto de sus compañeros de línea, cuyo pundonor está suficientemente probado, pero sí llamar la atención sobre un hecho, que por repetido, provoca inquietud y alarma. Atajarlo de cara a las futuras confrontaciones es un imperativo para abortar el riesgo cierto de pérdida de la categoría actual.

Podrán replicar los jugadores cuestionados que los delanteros también fallan. Cierto. Algunos de los puntas amarillos tuvieron oportunidades de “matar” al Xerez Deportivo. Unos las desaprovecharon y otros carecieron de fortuna al estrellar el balón en la madera en dos ocasiones. Pero la suma de errores y aciertos de unos y otros determina la conclusión de que la UD Las Palmas se ha dejado muchos puntos en el camino por su fragilidad defensiva.

No faltará quien achaque esta debilidad a la disposición ofensiva que se atribuye a Vidales, en sintonía con los aficionados que gustan del buen fútbol.

El partido del sábado brindaría a esos mismos aficionados otro motivo para la reflexión. Hasta el relevo de Jorge, con sonora protesta del público, el Xerez, firme aspirante al ascenso por una modesta ciudad andaluza, mantuvo dos canteranos canarios en el terreno de juego (Aythami y Momo). La misma cifra que la UD Las Palmas, con David García y Jorge. El dato y la reflexión producen, inevitablemente, grima.


PUBLICADO EN LA PROVINCIA / DLP EL 23 DE MARZO DE 2009