Falleció en Valencia a los 76 años, tras una vida intensa dedicada con pasión al ejercicio del Derecho Civil y Urbanístico, que había estudiado en la universidad de Murcia

Probó antes hacer carrera dos años en el Ejército del Aire para piloto, obtuvo el título de Perito Industrial y fue técnico del Cabildo grancanario y de la Jefatura Provincial de Tráfico

Amado Moreno

Los testimonios de pesar no han cesado de llegar a la familia de Pedro Santos Vega tras el sorpresivo fallecimiento de éste recientemente en Valencia, ciudad a la que había viajado desde Gran Canaria para un tratamiento médico que derivó en fatal desenlace al cabo de un mes hospitalizado. Miembro del Colegio Profesional de Abogados de Las Palmas durante una veintena de años, se especializó en Derecho Civil y Urbanístico, tras licenciarse en la Universidad de Murcia. Obtuvo por oposición plaza de funcionario en el Cabildo de Gran Canaria en 1966, siendo asignado al área de la JIAI en 1973. Más tarde, en en1977 ingresó en la Jefatura Provincial de Tráfico.

Nació en Santa María de Guía el 02.03.1944. Sus padres eran Pedro Santos Felipe y Margarita Vega Alemán. Cursó sus primeros estudios en los Salesianos de Guía y luego en el Instituto Laboral de la misma ciudad norteña.

Aquellos que le tratamos y apreciamos coincidíamos en valorar su dinamismo, su enorme vitalidad, competencia, afán de superación y su entusiasmo desbordante por todo lo relacionado con el mundo del Derecho, vocación inequívoca hasta el final, que había sustituido otra primera, la de ser piloto de aviones. Tuvo que renunciar a ésta por un accidente, dos años después de comenzar con 18 años su formación en la Academia General del Ejército del Aire en San Javier, Murcia.

Una vez de vuelta a Gran Canaria obtuvo el título de Perito Mercantil, que resultó clave para inclinarse seguidamente por la carrera de Derecho.

Su fallecimiento deja viuda y dos hijas que lo adoraban. Su esposa, Amanda Rose Johnson Bellamy, nacida en Santa Cruz de Tenerife de padres británicos, cuya nacionalidad conserva, permaneció y vivió junto a su esposo los últimos 34 días de su hospitalización en la capital levantina. Ella avala la solidez de su matrimonio, sellado en 1987, evocando con entereza y nostalgia lo que considera rasgos sobresalientes que adornaban a su marido: “Era una persona muy sociable, disciplinada, muy enérgica, con gran visión para definir proyectos y tomar decisiones. Siempre se esforzaba por ayudar a su familia y a sus amigos. Y como esposo era un hombre fiel, honrado y bondadoso. Me apoyaba en todo, en mi trabajo (banca) y en mis estudios (Derecho y Turismo). No sólo fue mi esposo y gran amor desde hace 42 años, tras conocernos en el hotel Santana Catalina en 1979 al ser presentados por nuestros muy estimados Marie France Charlet y Nicolás Guerra Massieu. Pedro ha sido también con creces mi mejor amigo, mi alma gemela”.

Sus hijas Alexandra y Victoria Santos Johnson tampoco regatean reconocimientos a su padre fallecido. Ambas hermanas comparten la visión de su progenitor “siempre preocupado por nuestro bienestar y nuestros estudios. Muy cariñoso nos daba los mejores consejos y nos defendía en cualquier circunstancia. Transmitía tranquilidad cuando lo necesitábamos y nos animaba a luchar por nuestros sueños”.

En conversaciones con sus más allegados, Pedro Santos no ocultaba el orgullo y afecto que le inspiraban sus dos hijas. Alexandra, licenciada en Ciencias del Mar  y Master en Gestión de Calidad y Seguridad Alimentaria, es hoy responsable de Calidad de una empresa de productos Lácteos en Valencia. Por su parte, Victoria, graduada en Turismo, trabaja como jefa de Recepción en un hotel de Australia.

Entre las mejores experiencias familiares, viuda e hijas conservan imborrable en su memoria el viaje que hicieron todos juntos a Escocia en noviembre de 2018 para la boda de un pariente cercano en Edimburgo. Pedro Santos exhibió entonces tal facilidad excepcional de integración y conexión con el entorno social escocés “que parecía un británico más y yo parecía una española a su lado”, afirma hoy con desenfado y complacida, no exenta de tristeza por la desaparición, quien fue su pareja decenas de años, Amanda Rose Johnson.

El funeral por su alma tuvo lugar el viernes último en el templo del Corazón de María de la capital grancanaria. El sacerdote oficiante, Santiago Cerrato Cáceres, brindaría a los muchos presentes (familiares, compañeros y amigos) una semblanza emotiva del fallecido. Describió su vida como la de “un hombre que pasó volando en el trabajo y su familia, con voluntad de hacer todo mejor y más habitable a su alrededor (…) Su muerte –concluyó- nos invita a seguir amando con la misma intensidad que él lo hizo”.

*Publicado en La Provincia el 20 de enero de 2021.