OPINIÓN / Amado Moreno
Pocos días después de que el Gobierno canario se mostrase partidario esta semana de retrasar todo lo conveniente y posible la vuelta a la normalidad del tráfico en puertos y aeropuertos de las islas para alejar el riesgo de un rebrote del coronavirus, se producían este viernes último unas declaraciones del actor Jon Kortajarena al informativo de TVE, desde su confinamiento en su residencia de Los Angeles, ansiando un pronto regreso a Canarias.
“Tengo muchas ganas de ir a Lanzarote y respirar su aire puro”, dijo con semblante risueño y con gesto de ilusión en respuesta a una pregunta sobre sus planes futuros. No es la primera vez que esta figura internacional española manifiesta su debilidad por Lanzarote, una isla que sigue bien viva para su gente y para quienes la eligen como lugar privilegiado de descanso. Gracias, una vez más cabe reiterarlo, al legado de su “santo y seña”, César Manrique, que fijó las pautas de un desarrollo sostenible modélico y ejemplar para su isla. Conocedor de sus principios en esta materia, no en vano otra figura del mundo de la moda como Kortajarena, el diseñador Giorgio Armani evidenció su entusiasmo décadas atrás por pilotar un proyecto conjuntamente con Manrique, que no detalló ni avanzó entonces, durante una entrevista para “Diario de Las Palmas” mientras descansaba en Marrakech, a la espera de poder consensuarlo con el artista lanzaroteño. El modista italiano tenía entre sus propósitos inmediatos visitar y conocer la isla, según su deseo de la mano del mejor anfitrión, que no podía ser otro que César Manrique.
Ahora, en medio de esta grave crisis sanitaria y económica, Kortajarena de manera espontánea y utilizando el altavoz de un informativo de TVE que supera todas las fronteras a través de su Canal 24 horas, confesó “urbi et orbi” su predilección por Lanzarote como lugar ideal de descanso.
La potencia de alcance y espacio del medio público televisivo utilizado, traduce en impagable su promoción de la oferta turística canaria, hoy con cero clientes a causa de la pandemia planetaria. Más de 100.000 empleos de este sector ya están en el paro o afectados por un expediente de regulación temporal de su trabajo a tiempo parcial. La Hostelería representa en este momento casi un 33 por ciento de los ERTE solicitados en Canarias. Y las pérdidas se estiman en unos 4.200 millones de euros por el cese de la actividad.
La recuperación no va a ser fácil, barruntan tanto la patronal como algunos sindicatos. La vuelta a la normalidad será gradual, y la plena ocupación, improbable antes de finalizar el año. A este pesimismo o realismo, según se quiera mirar, contribuyen también las incertidumbres económicas, además de las sanitarias, en los países europeos de origen tradicionalmente emisores de turismo a Canarias, en particular Reino Unido ( con su Brexit añadido) y Alemania.
Por suerte, entre tantos nubarrones oscuros puede constatarse todavía que hay gente de impacto mediático como Kortajarena que sigue apostando por Canarias como referencia paradisiaca “por su aire puro”. Ojalá cunda su ejemplo. Quizás es más efectivo que las promociones institucionales, aunque necesarias estas, indudablemente.
*Publicado en La Provincia el 19 de abril de 2020.