Piloto grancanario del primer vuelo comercial directo China-Canarias

“Me quedo con la satisfacción de haber aportado mi granito de arena a la lucha contra la pandemia en Canarias”

“China es el país donde me he formado y aprendido más como piloto durante mis cuatro años en Hong Kong”

“Era inevitable que el virus llegase a España, y Madrid muy vulnerable por el enorme tránsito de pasajeros de todo el mundo”

“Las protestas multitudinarias en Hong Kong me impidieron en alguna ocasión llegar al aeropuerto para mi trabajo de piloto”

“Siempre habrá oportunidades para el que quiera probar suerte en China, pero debe hacerlo desde la humildad”

Amado Moreno

Un piloto canario, David González López (Gáldar, 1984), formó parte de la tripulación del Airbus A34-600 de la compañía Plus Ultra que aterrizó el sábado en Gran Canaria, tras realizar el primer vuelo comercial directo desde Shanghái con material sanitario. Aunque el comandante de la aeronave era José Antonio Ruiz Borges, las maniobras de despegue en la ciudad china y aterrizaje en Gran Canaria correspondieron al profesional isleño. Este no duda en manifestar una “satisfacción especial” con la experiencia, por varios motivos que luego enumera.

Inició en el año 2003 sus estudios para el oficio en la Escuela de Aviación Adventia en Salamanca (Antigua SENASA), finalizando el curso en el 2007. Comenzó a volar en el año 2011 como alumno piloto de su primera empresa aérea, CanaryFly. “Le estoy agradecido porque me concedió la oportunidad, pese a ser una época muy difícil para la aviación. No puedo eludir tampoco mi reconocimiento personal, por lo que me aportaron en esa etapa, en concreto a Víctor López y Jose Eugenio Naranjo -destaca a modo de presentación-. Volé con ellos durante cuatro años, hasta que en 2015 me surgió la opción de ir a Asia, concretamente a Hong Kong. Allí tuve la suerte de llevar aviones como el Airbus A320 y el Airbus A330”.

Luego, en noviembre de 2019, sería Plus Ultra, con base en Madrid, la compañía área que le hizo una oferta con el atractivo de pilotar habitualmente el Airbus A340: “Entonces decidí que era el momento de volver a España”, explica David González antes de responder a diversas preguntas.

¿Considera este primer vuelo comercial directo China-Canarias, de casi 13.00 kilómetros, la experiencia profesional más trascendente para usted hasta ahora, teniendo en cuenta que traía con urgencia material sanitario para hacer frente a la pandemia del coronavirus en las islas?

Es el vuelo más largo que he hecho, y ha sido especial por varios motivos. Por un lado, me devolvía a China donde estuve volando durante cuatro años. Es el país donde me he formado y aprendido más como piloto. Además, el destino de mi vuelo tras despegar de Shanghái era ni más ni menos que Gran Canaria, mi casa. Cabe recordar que había salido de aquí por última vez como piloto más de cuatro años antes para emprender rumbo precisamente a China. Y por último, otro motivo especial y no menos importante: se ha tratado de una misión como la de portar material sanitario para ayudar a miles de canarios en su lucha contra el coronavirus.

¿Dudó en aceptar el reto por los riesgos que podría conllevar el desplazamiento a una localidad del país donde surgió esta enfermedad vírica que luego ha sido el azote de todo el planeta?

No, en ningún momento. Sabía que la compañía ya había realizado servicios de este tipo para otras comunidades autónomas, gobiernos de otros paises de Europa y el resto del mundo, de manera que cuando me llegó esta “hora”, acepté.

¿Dónde se encontraba y en qué situación le pilló la llamada para este transporte, que tardó dos semanas en concretarse?

En Gran Canaria. De confinamiento en casa, claro.

¿Alguna dificultad o anécdota durante la travesía, antes de aterrizar felizmente de vuelta en Gando?

Únicamente el poco tráfico aéreo, en contra de lo que estamos acostumbrados en el aire.

¿Tras las casi dieciséis horas del vuelo, cuántas suma ya como piloto de aviación?

Unas 4.300 y pico horas…pilotando diversos modelos de aparatos inicialmente.

¿Con qué sensación se ha quedado al culminar esta última travesía aérea?

Con la satisfacción de haber aportado mi granito de arena a la lucha contra esta pandemia, como ya han hecho miles de profesionales, sanitarios, fuerzas de Seguridad del Estado, servicios en el sector de la alimentación, etc. Y ahora con deseos de volver a trabajar para distribuir más material sanitario a quien lo necesite, o repatriar gente de otros lugares del planeta, si lo requieren también.

¿Contempla entonces que se repetirán otros encargos similares en fecha próxima?

Sí, espero que así sea. Es muy probable que vuelvan a llamarme en los próximos días.

El continente latinoamericano, que forma parte del destino habitual de los aparatos de la compañía que pilota, es sacudido también de manera cruel hoy por la misma pandemia, provocando estragos en la población de varios países. ¿Volará allí con igual serenidad si es necesario?

Sí, ¡claro! Al fin y al cabo estamos desempeñando nuestro trabajo, aunque en circunstancias peculiares.

¿Le ha sorprendido que el coronavirus haya afectado a España con tanta intensidad, particularmente a Madrid?

Era inevitable que el virus llegase a España. Dicho esto, también creo que se actuó quizás un poco tarde. Madrid es la capital de España, con un enorme tránsito de pasajeros de todo el mundo. Eso, además, la ha hecho muy vulnerable.

¿Con anterioridad, qué le aportaron en lo personal y en lo profesional sus cuatro años como piloto en la compañía Hong Kong Airlines?

En lo profesional fue un salto muy grande. Pasé de volar entre nuestras islas a hacerlo por toda Asia y Oceanía…

En lo personal tuve la ocasión de aterrizar en muchos países, conocer in situ culturas muy diferentes a la nuestra. También hice muchos amigos con los que aún tengo relación.

¿Costó mucho tomar la decisión de irse por todo ese tiempo a la antigua colonia británica?

Fue más la sorpresa cuando me respondieron que habían aceptado mi petición de trabajo. Mi mejor amigo, Luis Navarro, me convenció para que la enviase. Cuando me comunicaron que había pasado el proceso de selección no me lo podía creer. Era una de esas oportunidades que solo suceden una vez en la vida y que no puedes dejar escapar.

¿Le tocó vivir allí en Hong Kong las protestas multitudinarias? Algunas perturbaron el normal funcionamiento del aeropuerto…

Sí. En una ocasión tenía que ir al centro urbano para unas pruebas médicas relacionadas con mi trabajo. Un trayecto que en condiciones normales se tarda una hora en metro con un trasbordo. Pues bien, ese día se había decretado huelga general, la primera de la historia, con servicios mínimos de transporte. Después de un par horas atrapado en el metro, y a medio camino de mi destino, nos obligaron a bajar en unas de las estaciones, de modo que finalmente no logré alcanzar mi destino. Fue algo muy excepcional. Otro día llegué al aeropuerto para desempeñar mi labor de piloto. Allí cientos de personas en la terminal, sentadas en el suelo, protestaban de manera pacífica impidiendo el paso a quienes intentaban transitar. A partir de esa jornada las autoridades prohibieron el acceso a la terminal a todo aquel que no acreditara una tarjeta de embarque para volar, o no fuese trabajador del aeropuerto. Esa vez no llegué tarde al trabajo por los pelos.

Como conocedor de esa sociedad oriental ¿qué recomendación haría a los jóvenes emprendedores que barajan la posibilidad de explorar China para sus proyectos como alternativa a la grave crisis social y económica que empieza a palparse aquí?

En mi caso creo que la oportunidad que me brindaron en Hong Kong es algo que no te dan en ningún otro sitio, debido a la poca experiencia profesional que yo tenía en ese momento. También es cierto que la demanda de pilotos por su parte y en comparación con España o Europa era muy grande. Creo que siempre habrán oportunidades para aquel que quiera probar suerte, pero desde la humildad y adaptándose a su manera de pensar, no pretendiendo que ellos se adapten a la tuya, porque no lo harán, y perderás el tiempo.

Una de las grandes víctimas del coronavirus en el ámbito económico son las aerolíneas. La mayor parte de sus aviones permanecen en tierra, y sus tripulaciones en paro, por el confinamiento de las poblaciones, cierre de fronteras y límites al transporte aéreo. ¿Cuál es su pronóstico?

Siempre que hay una crisis la aviación es uno de los sectores que más se resiente, y con mayor rapidez. Citemos el atentado de las torres gemelas en Nueva York, la crisis del 2008, y ahora el coronavirus forzando el confinamiento de las poblaciones a nivel mundial, algo inédito en nuestra sociedad. Creo que vienen tiempos difíciles para la mayoría.

¿Recuerda cuál fue su travesía más complicada en la cabina de mando de un avión y cómo la superó?

Por suerte, y de momento, aún no he tenido mayores complicaciones en vuelo más allá de lo que sería un poco de mal tiempo y turbulencias…aunque siempre estamos preparados para la adversidad. Para eso nos entrenamos.

¿No tuvo más vocación que la de piloto?

Me encanta mi trabajo y me siento realmente afortunado de poder hacer lo que hago.

¿Los comienzos fueron fáciles? ¿Qué dificultades hubo de vencer hasta lograr el título que le capacita para ejercer?

Lo más duro al principio fue estar lejos de casa y no sólo para mi, sobre todo para mi madre, Rosi, al ver cómo su hijo se iba del hogar por primera vez y con 19 años. Sabía que la carrera de piloto suponía un desembolso económico muy grande y un sacrificio para mi familia, pero mi padre, Juan José, arquitecto de profesión, soñaba con ser piloto. No obstante, en su época era diferente y carecía de medios. Por eso siempre me apoyó.

¿Qué resulta lo más duro de llevar en la vida de un joven piloto como usted?

Estar lejos de mi familia. La mayoría de los vuelos que se realizan en mi compañía son de largo radio. Esto significa que cada vez que vuelo estoy fuera de casa al menos un par de días o tres.

Casado y padre de un niño de tres años, ¿a qué aspira ahora, una vez conseguido su objetivo profesional?

A ser padre, al menos, una vez más. Y mientras tanto, seguir creciendo y progresando en mi carrera, con la esperanza de ascender a comandante algún día.

*Publicado en La Provincia el 19 de abril de 2020