Repaso en su 87 aniversario a la intensa actividad del profesional canario, que demostró dominar los diversos géneros del oficio
En 1968 transmitió a LA PROVINCIA desde París cuatro crónicas del histórico “Mayo francés” que vivió personalmente en la universidad La Sorbona
Después de más de tres décadas de ejercicio ligado a la Prensa, saltaría a Radio Nacional y TVE, donde alcanzó la jubilación
AMADO MORENO
Pese a los achaques de salud que le ocasionan significativos trastornos, límites a su movilidad y lagunas en su memoria no ajenas al Alzheimer, José Vera Suárez (Pepe, para sus compañeros y amigos), sorprende a la mayoría cuando está a punto de alcanzar la edad de 87 años. Los cumple el martes, día 26, después de una gran parte de su vida volcada al periodismo.
Ahora, en su edad avanzada, engancha monólogos intermitentes, no exentos de gracia. A veces los culmina con interrogantes para demandar, impaciente y curioso, la opinión de su interlocutor. La enfermedad no ha afectado de momento a su vocalización. Sigue siendo tan cuidadosa y perfecta como en los tiempos pretéritos que la aplicaba, hábilmente y persuasivo, para lograr grandes exclusivas informativas, primero en Madrid, y después en Canarias.
En la residencia La Pineda (Arucas), donde ha sido ingresado, recibe a sus allegados y amigos, mostrándose con la educación y gratitud que siempre tuvo a gala. También derrocha sensibilidad y admiración con el entorno natural que le rodea en su nuevo ambiente. El extenso cultivo de plataneras que observa delante de sus ojos hasta el mar de Bañaderos, las plantas y flores más cercanas, le devuelven su vena poética, mientras comparte un zumo de fruta con las visitas. Entre sus lecturas, nunca ocultó una predilección por la poesía del sevillano Vicente Aleixandre, perteneciente a la Generación del 27, y Premio Nobel de Literatura en 1977. En suerte, y para mayor satisfacción suya, le tocó por oficio entrevistar personalmente al guatemalteco Miguel Ángel Asturias, también Premio Nobel de Literatura en 1967, autor que se adentró igualmente en la Poesía.
Hijo de Agustín Vera, ex secretario del ayuntamiento teldense, y Sebastiana Suárez, Pepe nació en noviembre de 1937 en la ciudad de Telde, mientras se intensificaba el conflicto de la guerra española que había arrancado en 1936.
Su vocación por el periodismo lo llevaría muy joven a Madrid, donde se tituló en la misma promoción de grandes profesionales como Jesús Hermida, entre otros. Simultaneó pronto los estudios con distintas publicaciones nacionales, a las que entregaba crónicas y entrevistas con celebritys de la época. Varios de aquellos trabajos tuvieron cabida en Diario de Las Palmas, primero, y en LA PROVINCIA, inicialmente con el seudónimo de Joverasu.
GANDO, DISPUTA DE NOTICIAS
En la segunda década de los años sesenta del siglo pasado regresa a Gran Canaria para incorporarse a la Redacción de este periódico, dirigido por José Luis Martínez Alberto, y seguidamente por Juan Francisco Sardaña. Durante unas temporadas le confiaron la información del aeropuerto de Gando, hervidero de noticias a diario. La obligada escala de los vuelos transoceánicos para repostar los aviones cuando se dirigían o venían de Europa, propiciaba la frecuente bajada de personajes o jefes de Estado. Vera, al servicio de LA PROVINCIA, tenía que pelear en sana competencia con otros dos periodistas notables, Luis García Jiménez, de Diario de Las Palmas, y Pedro González Sosa, por El Eco de Canarias.
Después de unas tres décadas de trabajo en los periódicos de Editorial Prensa Canaria, José Vera Suárez afrontó una nueva etapa en su carrera. Desembarca en RNE, y acaba jubilándose como miembro de la plantilla de informativos de TVE.
En 1974 había contraído matrimonio en la ermita del Espíritu Santo (Vegueta) con Mari Carmen Bello Doreste, vinculada laboralmente a una compañía aérea extranjera. Hizo de padrino Ildefonso Bello, hermano de la novia. De madrina asistió Aurora Vera, hermana del novio. “No nos casamos en una ermita más pequeña porque no la había en la capital. El sitio escogido fue una decisión o antojo enteramente de Pepe”, recuerda hoy en tono bromista Mari Carmen, su cónyuge. La pareja tuvo dos hijos: José Ángel, músico, y Mar, estudiosa de Bellas Artes.
En el desempeño profesional, la vocación y dedicación de Pepe Vera fueron clave desde el primer momento en la Escuela de Periodismo de Madrid. No tardó en entrar en contacto con publicaciones varias que le animaron a trabajar, sin haber concluido su formación. Prácticamente no hizo asco a ningún género del oficio: crónica, reportaje, análisis, entrevista y opinión. “Me faltó tiempo para probar en la sección de Deportes”, comentaría con sorna más de una vez.
Las hemerotecas de las cabeceras con las que firmó, en particular la de LA PROVINCIA, ofrecen el perfil de un profesional polivalente, que abordaba con igual entusiasmo y seriedad a un personaje social de relevancia, como al día siguiente prestaba idéntica atención a las inquietudes de un pastor en las cumbres grancanarias. O bien descubría la experiencia de un conductor grancanario, pionero con una línea de transporte de mercancías de Las Palmas a Arguineguín, que inauguró con su camión. Se vanagloriaba de haber cubierto el equivalente a doce mil vueltas a la isla, tres millones de kilómetros sin ningún accidente, balance excepcional de su trayectoria al acceder a la jubilación.
EL MAYO FRANCÉS DEL 68
El modo y la intensidad con que Pepe Vera se entregaba como reportero en aquellos tiempos se correspondía con la sensación del periodismo inyectado en vena. Abundan los ejemplos. Uno de ellos cuando, de turismo casualmente en París, se registraron las históricas revueltas estudiantiles y obreras del Mayo 68 francés, que forzaron menos de un año después la renuncia del presidente Charles de Gaulle y su retirada definitiva de la política, tras perder un referéndum sobre las reformas que procuraba emprender con retraso.
Pepe Vera suspendió su programa vacacional en la capital francesa para internarse en la universidad de La Sorbona, epicentro del movimiento de protesta estudiantil. Durante cuatro días transmitió sendas crónicas a LA PROVINCIA de lo que había sido testigo directo, incluyendo una referencia al mitin del líder Daniel Cohn Bendit en el patio de la sede universitaria.
Los testimonios del privilegiado periodista grancanario merecieron los honores de portada más de una vez. Arriesgando y sorteando las dificultades imaginables y no imaginables, Pepe atravesó una barrera de seguridad para pasar al interior del recinto y entrevistar a uno de los dirigentes, portavoz del colectivo rebelde en La Sorbona, René Riespols. “Hay que reformar la sociedad para que viva la Universidad”, declaró a nuestro compañero. Añadiría inmediatamente que “el general De Gaulle queda en el recuerdo. Todo lo bueno que ha hecho por nuestro país lo está empañando ahora por su testarudez. Ha pensado que somos una manada de borregos, dispuestos a doblegarnos a sus caprichos, pero en esta ocasión se ha llevado un gran chasco. Queremos que el pueblo se solidarice con nosotros, aunque para ello toda Francia quede paralizada”.
Consiguieron el objetivo, pero con el protagonismo paralelo y decisivo del movimiento obrero, que había evidenciado diferencias con la estrategia e ideología predominante en los estudiantes de extrema izquierda. De hecho, el propio Riespols matiza al entrevistador canario que en el levantamiento del alumnado universitario de La Sorbona “existen muchas organizaciones: troskistas, prochinos, anarquistas, comunistas ortodoxos, etc. Este movimiento cree en la revolución social y no en la socialdemocracia”.
Pepe Vera no ocultaría en la crónica principal el impacto que le causaba la proliferación del símbolo anarquista, la bandera negra, ondeando en diversas fachadas e interiores de La Sorbona, y así lo cuenta a los lectores de LA PROVINCIA. Tampoco se priva de otorgar comprensión y lógica a determinadas reivindicaciones estudiantiles que escucha en directo.
En cierto modo, esta concesión suya como cronista, en tal circunstancia, era coherente con su pensamiento y hábitos de actuación. Durante su andadura, Pepe Vera, liberal conservador para algunos, aunque le generara reveses hasta en lo personal defendía la libertad de expresión sin titubeos, e invitaba a escuchar con respeto la opinión contraria o diferente. Es una convicción tan arraigada en su manera de ser que ha resistido hasta hoy, curiosamente, frente a la agresiva enfermedad que ataca en progresión su sistema cognitivo.
¡Feliz cumpleaños, querido compañero y amigo!
*Publicado en La Provincia el 24 de noviembre de 2024.