Jacinto Quevedo Sarmiento, delante de la escultura de Martín Chirino en la calle Triana/LP-DLP

“Caso de incendio  del museo rescataría la Pascalina,  calculadora original con ruedas y engranajes, inventada por Pascal en 1642”

“La idea de destinar el edificio para otros fines, empresariales o turísticos, era una broma del alcalde que tenía la capital en 1997”

Amado Moreno

Licenciado en Ciencias Matemáticas por la universidad de La Laguna en 1977, Jacinto Quevedo Sarmiento (Las Palmas de Gran Canaria, enero 1953), se vio forzado por sus progenitores, maestros de profesión, a emprender la carrera de magisterio, tras fracasar su hijo el primer año de estudios en la ULL. Ocurrió que la pasión por el ajedrez en Tenerife, deporte en el que destacó  y fue campeón universitario, le había distraído tanto de los estudios de Matemáticas, al extremo de no pasar el filtro académico del primer año. Pero su tenacidad personal y vocación por Ciencias exactas, así como un cambio sustancial en la Ley de Educación de la época, le permitieron corregir el rumbo y volver a La Laguna para reanudar la carrera con éxito. En sólo un año superó los exámenes de los dos primeros cursos de Matemáticas y proseguir a continuación  hasta el logro de la licenciatura. Posteriormente su vida profesional ha transcurrido entre la enseñanza como catedrático de institutos, técnico de la administración educativa, incluyendo un periodo en la inspección.

Aspecto relevante de esta trayectoria individual ha sido su labor como promotor y primer director del Museo Elder, que cumple su veinticinco aniversario el próximo martes día 10. Una iniciativa de la que se siente siempre orgulloso, aunque no lo verbalice explícitamente.

-Veinticinco años más tarde de su apertura ¿cómo juzga el papel desarrollado y los resultados que ofrece hoy el Museo Elder  inaugurado con usted en la dirección?

El logro del MECT (Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología) para nuestra capital fue una carambola a ocho bandas , valga el símil lúdico-deportivo. A partir de su inauguración el 10 de diciembre de 1999 hasta hoy, otras 25 carambolas casi todas bien jugadas. Un museo que partió de referentes de primer orden y ha ido evolucionando al estilo de esta tipología de centros: proponiendo nuevos espacios, ideas y contenidos. Sus más de tres millones y medio de visitantes en estos años avalan la idoneidad de la propuesta y el acierto de la tipología museística presentada. Un centro interactivo, en la puerta marítima de la ciudad, que seguía aquel slogan de “prohibido no tocar”.

-¿Celebra también hoy que el edificio Elder se destinara para la Ciencia y no para otro fin artístico como propugnaba el alcalde de entonces, en 1997?

Lo de destinar al Edificio Elder a otros fines, ya fueran empresariales o turísticos (1995-97), era un chiste o una broma del alcalde del momento a los vecinos y a la prensa local. Él sabía que una propiedad de Patrimonio del Estado (como eran los Edificios Elder y Miller del Parque de Santa Catalina, cedidos al Ayuntamiento de LPGC para uso cultural), no se podían cambiar de uso sin permitirlo el Estado (que no lo iba a permitir!). El asunto era que aquel alcalde no quería, tener de su cuenta, gastos culturales o educativos, y sí cederlos a otras instituciones o administraciones. Así se desafectó el Edificio Elder y fue cedido su uso, por Patrimonio del Estado, al Gobierno de Canarias, Consejería de Turismo y Fundación Canaria Museo de la Ciencia y la Tecnología (que lo había solicitado). Aquí jugó un papel destacado don Lorenzo Olarte, vicepresidente y Consejero de Turismo del Gobierno de Canarias.

-¿Cuáles fueron  sus principales referentes museísticos para lanzar el proyecto?

Para el proyecto elaboré un estudio detallado de los Science Centers más importantes y representativos de esa tipología interactiva. Fue más que sacar una carrera y desarrollar varios doctorados y masters. Desde el pionero en París, el Palais de la Decouverte, diseñado por el gran científico Jean Perrin, o el Exploratorium de San Francisco de la mano de Frank Oppenheimer (hermano de Robert)  con su frase mítica “la mejor manera de aprender es enseñar”, con sus publicaciones “Cookbooks” y la información detallada de todos sus módulos interactivos; la Citê des sciences et de l´industrie de la Villette también en París con Goery Delacote o el Museo de la Ciencia de La Caixa en Barcelona con Jorge Wagensberg al frente; y tantos otros que visité y estudié: NY Science Center,  Pacific Center en Seattle, Science Museum Londres, Deutches Museum Munich, Papalote en Mexico DF, Power Museum en Sydney, etc. Así hasta más de 40 centros.  También me valieron multitud de exposiciones temporales o itinerantes de distintas instituciones como la muestra “Horizontes matemáticos”, que procedente de la Villette visitó todas nuestras islas entre 1989-90 de la mano de la Sociedad Canaria de Profesores de Matemáticas. Y todas las exposiciones que la Fundación La Caixa trajo a Canarias.

-En el supuesto de un posible incendio del museo, qué objeto salvaría de las llamas: ¿La locomotora La Pepa, uno de los aviones, o algún elemento ingeniado por Agustín de Betancourt?

Me agenciaría uno de los extintores de CO2, también conocidos como Nieve Carbónica o Anhídrido Carbónico, que son los usados en la Seguridad del MECT, y lo usaría para extinguir el fuego. De paso explicaría al público que sigue el protocolo de desalojo del museo, las características físico-químicas del extintor de CO2 y cómo es su “doble” interactividad. Aplicando el principio de “la navaja de Ockham”,  de manera que “en igualdad de condiciones, la explicación más simple suele ser la más probable”, salvaría la “bola de agua de la entrada del museo” y su principio de Pascal intrínseco, por ser totalmente ignífuga y estar siempre cargada… y ya en la calle. Caso que se exija salvar solo una pieza y del interior del museo, cabe recordar que es un museo más de “fenómenos” que de “objetos”, actuaría para rescatar la “Pascalina”, primera calculadora que funcionaba a base de ruedas y engranajes, inventada en 1642 por el filósofo y matemático francés Blaise Pascal, de la cual el MECT posee un ejemplar original.

-“¿Museos de objetos o fenómenos?” era la interrogante que planteaba usted en noviembre del pasado año en su discurso de ingreso en la Real Academia Canaria de Ciencias, pregunta contextualizada en el origen y evolución de los “Science Centers”. ¿Realmente era una cuestión a aclarar con urgencia, o sólo perseguía llamar la atención y el  interés de los académicos y la opinión pública?

Ni urgencia alguna, ni llamar la atención de nadie. Solamente explicar cuáles fueron las ideas y los modelos que definen la tipología de los Science Centers para aplicarlos en la redacción del proyecto de MECT de nuestra ciudad. Intenté seguir una cronología histórica del surgimiento de estos centros y su evolución, de la mano de sus creadores.  A finales del siglo pasado son varios los museos de ciencia, en particular el nuestro, que comprenden bien la complementariedad mixta entre el objeto y el fenómeno, y trabajan sobre las capacidades comunicativas de ambos recursos museísticos, tanto por separado como combinados. A medida que avanza esta implantación del fenómeno junto con la del objeto en la museología del siglo XX, el centro pasa también de ser un fin en sí mismo, con la colección como activo fundamental,  a medio de comunicación,  sumando los fenómenos, puestos de modo explícito al servicio de un propósito divulgativo y educativo.

-¿Qué futuro sueña o dibuja para este museo que usted alumbró hace 25 años con el respaldo de instituciones públicas de la época como el Gobierno regional y empresas públicas y privadas de distinta tipología?

Ha de ser un centro donde sociabilizar la ciencia y la tecnología: actividades grupales, trabajos en equipo tipo aprendizaje-servicio: el alumnado aprende a la vez que realizan actividades de acción comunitaria. Un espacio de formación del profesorado en Pensamiento Computacional (Uso de Scratch Programación, Robótica, FabLab). Uso de herramientas de IA generativas. Sin descuidar la promoción de actividades grupales de divulgación (murales interactivos, Entornos Domóticos, Planetarios, Acuarios, Terrarios, Mariposarios, etc.)  Al mismo tiempo y al igual que cuando la pandemia de COVIC se convirtió en apoyo a los planes sanitarios de información y de vacunación, prestar interés a la información de las políticas de lucha contra el cambio climático, sostenibilidad, Medio Ambiente, Vulcanismo activo, y Reciclaje. Procurando  en todos estos casos y los que surjan, que sean acciones continuas y no coyunturales.

*Publicado en La Provincia el 8 de diciembre de 2024.

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