– “Este año multiplicamos por cuatro la droga incautada”
– “Soy guardia civil de profesión y coronel de empleo”

 

Francisco Espinosa (1956) hijo de guardia civil, nació en la localidad sevillana de Guillena. Entre sus hobbies tiene el fútbol (‘devoto’ del Sevilla), el cine, (‘Los girasoles’,  con Sofía Loren y Marcelo Mastroianni,  es una película inolvidable),  la música clásica, con preferencia la de Chopin y Mozart, la música española, en especial Abéniz. “Me da coraje -dice- que  un francés sea el compositor de ‘Carmen’.


Hizo el bachillerato  en la Ciudad de la Giralda, donde tuvo de profesora de Literatura a Carmen Romero, esposa entonces de Felipe González. Con ambos les une una entrañable amistad y vivencias familiares. También formó parte de misiones internacionales en Sarajevo y Rumanía, entre otras.


– ¿Qué desafíos le plantea el mando de la Comandancia de Las Palmas?
– Los principales problemas a los que nos enfrentamos, desde mi incorporación a la Comandancia de Las Palmas el 22 de diciembre de 2008, son los de la delincuencia, la inmigración irregular y el tráfico de drogas. Curiosamente, Las Palmas era una de las provincias con mayor índice de delincuencia dentro del ranking nacional. Desde el primer momento nos hemos propuesto bajar ese índice, aumentando la presencia de la Guardia Civil con servicios que evitasen la comisión de hechos delictivos, o bien deteniendo a los responsables.

 

– ¿Puede adelantar ya algún resultado?

– Sí. En materia de narcotráfico hemos aprehendido droga en cantidad cuatro veces superior a la que se intervino en todo el año 2008. Pese a que estamos todavía en el mes de julio, ya hemos multiplicado por cuatro la droga incautada el año anterior. Y logramos reducir la delincuencia en torno a un 13 ó 14 por ciento con respecto al año pasado. Por lo que respecta a la inmigración irregular se constata un movimiento nulo, en parte por las medidas que el Gobierno ha desarrollado en los países de origen, que sumadas a la acción de la UE y la actuación de unidades de la Guardia Civil, conjuntamente con el Centro de Coordinación en Canarias, más la creación del Grupo Marítimo, y el grupo de Ala Fija de la Guardia Civil. Por vez primera tenemos aviones que patrullan el mar para frenar la arribada de inmigración irregular.

– ¿Qué ventajas o inconvenientes reviste la labor de la Guardia Civil en suelo insular, a diferencia de sus destinos anteriores en territorio peninsular, concretamente en Sevilla, Algeciras y Madrid, entre otros?

– En Canarias es más difícil ejercer el mando. La discontinuidad del territorio no facilita la acción, aunque los medios de comunicación actuales, el teléfono o Internet ayudan a acercarnos a la realidad de lo que pasa. Pero no es lo mismo que estar en territorio peninsular, donde puedes cubrir grandes distancias con tu coche en apenas dos horas para estar en el lugar que demandan las circunstancias. Desde el punto de vista logístico, las distancias son superiores aquí, pues obligan, además, a tomar un avión o un barco. Por tanto, cambia el concepto de ejercer el mando para un control de las fuerzas en cada Isla.

– ¿Son suficientes los efectivos con los que cuenta la Benemérita en Las Palmas para hacer frente a todas sus obligaciones?

– Cuando se pregunta a alguien si considera suficiente el personal de que dispone, casi siempre te responderá que no está satisfecho. Yo creo que la Comandancia de la Guardia Civil de Las Palmas está bien dimensionada. Ha crecido considerablemente desde el año 2002. Tenía entonces unos 1.300 efectivos y ahora estamos próximos a los 2.000. Contamos con distintas especialidades como son servicios marítimos, actividades subacuáticas, unidades de helicópteros, etc., para cubrir amplios campos de actuación, de manera que estamos bien dotados con los medios de que disponemos hoy.

– ¿Cómo se las ingenia para optimizar al máximo estos recursos frente a las múltiples exigencias que se demandan de la Guardia Civil?

– Hay que poner en marcha iniciativas para prestar más servicios con los mismos recursos. Hemos reactivado el núcleo de reserva de la Comandancia, integrado por una treintena de agentes, buscando una mayor operatividad. Ahora se dividen en varios grupos, pero sin desdeñar la posibilidad de actuar conjuntamente en caso de necesidad. Por ejemplo, forman grupos de diez que practican controles de seguridad ciudadana en fiestas y romerías de las Islas. Los alcaldes han valorado positivamente estas actuaciones. Otro grupo se dedica a combatir el trapicheo y consumo de drogas en la calle. Hemos aumentado el número de sanciones por la Ley Orgánica de Seguridad Ciudadana 1/92. Paralelamente hemos creado la oficina de atención al ciudadano en Ingenio, con propósito de reproducir la misma experiencia a continuación en Firgas y Valleseco, así como en otros municipios donde no hay cuarteles de la Guardia Civil. Todas ellas en coordinación con las policías locales, puesto que son los ayuntamientos respectivos los que nos facilitan las dependencias. Eso nos permite estar más en contacto con la población y resolver los problemas que nos plantea.

– ¿Qué aliciente tiene para usted visitar a menudo los cuarteles de incógnito, sin previo aviso ni “toque de cornetín” como hacían algunos de sus antecesores en el cargo?

– Para mí es una obligación profesional visitar los cuarteles y me puedo presentar de uniforme o de paisano, por la mañana o por la tarde, a cualquier hora, en mi coche oficial o en mi coche particular. Me gusta ver las cosas en su estado natural e intentar solucionar los problemas verificándolos in situ. De hecho, una de las primeras cosas que hice fue conocer personalmente la ubicación de los cuarteles de la Guardia Civil de Las Palmas, sus problemas de infraestructuras, dificultades de comunicación, a fin de dar respuesta directamente a sus problemas, sin necesidad de recurrir a otras instancias. Es verdad que muchas veces los propios guardias civiles se sintieron sorprendidos con mi visita. No era normal la llegada de un coronel, y aún menos sin previo aviso, un sábado por la tarde o un domingo por la mañana, jornadas que yo elijo porque es cuando estoy más descargado de las labores de despacho. Así descubrí también las grandes dificultades de comunicación entre Agaete y La Aldea y que no todos los días se puede enviar una patrulla hasta allá. Yo soy un guardia civil de profesión, y coronel de empleo. Por tanto, mi deber es también acercarme a los guardias civiles para que no piensen que el coronel es un ente abstracto que vive en la capital, que no conoce nadie y que sólo firma papeles y da órdenes incómodas. Me gusta tener un contacto cercano y humano con los guardias.

– ¿En materia de infraestructuras, cuáles son las prioridades inmediatas?

– Dentro del plan que se está desarrollando en toda España para reactivar la economía se han previsto cuatro millones de euros para obras en el ámbito de la Comandancia de Las Palmas, como la rehabilitación del cuartel de La Aldea de San Nicolás, unas viviendas logísticas en San José (Las Palmas de Gran Canaria), el cuartel del destacamento de Tráfico en Maspalomas y el cuartel de San Bartolomé de Lanzarote.

– ¿El perfil de la delincuencia tiene algún matiz diferenciado respecto a sus destinos anteriores?

– Aquí proliferan los pequeños hurtos. No se trata de grandes delincuentes, pero son reiterativos.

– ¿Dónde están ubicadas las áreas más conflictivas?

– En las zonas de mayor afluencia de turistas. Lanzarote, Tías y Yaiza tienen unos índices de delincuencia superiores al resto de la Isla. En Fuerteventura se identifica Corralejo, mientras que en Gran Canaria son Agüimes, Vecindario, Arguineguín y Puerto Rico.

– ¿Tiene alguna reserva frente a las demandas de una comisaría de policía para Vecindario, cuya creación implicaría el cierre del cuartel de la Guardia Civil en esta localidad?

– Según la Ley de Fuerzas y Cuerpos, cuando se crea una comisaría de Policía se tiene que marchar la Guardia Civil. Y al revés, también. Ambas son incompatibles porque tienen las mismas competencias. En todo caso, lo que me pregunta es una decisión del Ministerio del Interior. Cuando esa decisión se produzca no cabe otra respuesta que acatarla. En Vecindario tenemos ahora el cuartel con mayor cifra de efectivos de la Guardia Civil, son más de un centenar de agentes. Su índice de delincuencia no es mayor a los de otras demarcaciones.

– ¿La desaparición del niño Yeremi Vargas en esta localidad le sugiere alguna reflexión en este instante?

– El niño desapareció un año y medio antes de mi llegada a Las Palmas. Lo que me llamó la atención y agradó fue la movilización ciudadana para dar con el paradero del menor, así como el esfuerzo que está desarrollando la Guardia Civil desde el principio hasta ahora. La Comandancia tiene efectivos dedicados permanentemente a la localización de pistas para intentar descubrir el paradero de Yeremi Vargas. En esa orientación trabaja igualmente la dirección central operativa de la Guardia Civil, la UCO, que cuenta con un equipo entregado a la misma investigación. Esa tarea no se ha interrumpido en ningún momento. A la vez, semanalmente, o cada diez días, la Guardia Civil, en ocasiones acompañada de una sicóloga del Cuerpo, visita a la madre de Yeremi para mostrarle nuestro apoyo y comprobar si ha tenido alguna noticia. Nos gustaría que hubiera un desenlace feliz.

– ¿Cobra fuerza una hipótesis concreta sobre lo sucedido al niño?

– No. Y si la hubiera tampoco se lo podría decir, puesto que el caso está bajo secreto de sumario. Pero cualquier pista o dato nosotros lo seguimos siempre hasta el agotamiento para intentar localizar al niño desaparecido. ¡Qué más quisiéramos nosotros que devolver a Yeremi a su madre!

– Al hombre de Vecindario, acusado de violencia de género por su ex novia, y que se suicidó recientemente en presencia de agentes de la Guardia Civil, cuando se registraba su vivienda, se le descubrieron pistolas, escopetas y explosivos. Se recuerda que tenía licencia de armas y que había superado unas pruebas psicotécnicas dos años antes. ¿Habría que revisar y ser más exigentes con estos exámenes en el futuro?

– No lo sé. La legislación es la que es y se aplica. Quizás habría que hacer un seguimiento más cercano de determinados sujetos. Hay personas que tienen un comportamiento normal y, sin embargo, en cualquier momento les salta la “chispa”. Lo ideal sería acortar los plazos o frecuencias de la revisión psicotécnica, incluyendo test sicológicos a los poseedores de armas de fuego. Podría ser lo conveniente. Nosotros llevamos un procedimiento administrativo donde exigimos diversos certificados. Nosotros concedemos a continuación el permiso de armas si cumple con todos esos requisitos. No entramos en cómo se consiguen esas certificaciones o pruebas psicotécnicas. Por ejemplo, hay muchas autoescuelas que cuestionan las pruebas psicotécnicas que se realizan en algunos centros. Con la legislación actual, la Guardia Civil no puede hacer más de lo que hace ahora.

– ¿Les desborda el aumento de las denuncias de violencia de género?

– Tenemos un equipo dedicado a este tema dentro de la Policía Judicial de la Guardia Civil en cada una de las Islas. Vigilamos que los protocolos dictados por la autoridad judicial se cumplan, atendiendo a ficheros y medidas cautelares impuestas a determinadas personas. Ocurre también a veces que las personas afectadas no denuncian y luego nos llevamos las sorpresas que a menudo se publican en la prensa. Tanto desde el Gobierno central como desde el Ejecutivo canario se han arbitrado medidas y campañas de divulgación que están dando su fruto, de modo que las mujeres no se suelen callar cuando un hombre las agrede.

– La rivalidad y, a veces la descoordinación, entre Guardia Civil y Policía Nacional es proverbial a la hora de combatir determinados delitos. ¿Ha mejorado la cooperación entre ambos Cuerpos desde el nombramiento de la nueva jefa de Policía en Canarias, Concepción de Vega?

– Tenemos un buen entendimiento con ella, aunque su demarcación es todo el Archipiélago, y la mía se reduce a la provincia de Las Palmas. No hemos tenido ningún incidente remarcable con ningún policía. El entendimiento es bueno y la comunicación es directa. Cuando hay un problema, llamo bien al comisario provincial o a la Jefa Superior de Policía, y viceversa. Cuando vamos a intervenir en una demarcación policial, avisamos con tiempo, como marca la ley, aunque también a veces hay un roce o una fricción cuando coinciden en su trabajo en la misma zona a pie de calle, por el afán de esclarecer cuanto antes la comisión de un delito. Pero lo importante es que en este momento las relaciones entre la Guardia Cicil y la Policía son excelentes.

– ¿Sus cuatro años de agregado en la Embajada española en París qué le aportaron profesionalmente, además de una información privilegiada sobre la cooperación gala en la lucha contra el terrorismo etarra?

– Algo que aprendí en esta experiencia es lo importante de comunicarnos con los demás en su propio idioma. Los procedimientos de trabajo de ellos no son iguales a los nuestros, sus legislaciones penales y procesales tampoco son idénticas. Descubres entonces que en algunas cosas son mejores, pero en otras no. Los españoles a veces tenemos el complejo de ser más torpes que nuestros vecinos, y no es así. Nuestros procedimientos y servicios son tan buenos como los de otros países desarrollados.

– ¿Tras su estancia en Francia y después del cambio de Gobierno en el País Vasco cree que se acerca el final de ETA?

– Lo que observo es que todas las medidas del Gobierno español, tanto en el ámbito nacional como internacional, tienden con firmeza a eliminar la amenaza de ETA, incluso en el escenario político, como ha ocurrido con la última resolución del Parlamento de Estrasburgo respecto a Batasuna.


PUBLICADO EN LA PROVINCIA / DLP EL 05.07.09


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