Antonio Machado ya lo advertía con sus versos en los años 30: “Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón”. La greña en la que siguen enfrascados hoy los dos principales partidos políticos del arco parlamentario (¿las dos Españas?), el PSOE gobernante y su alternativa de poder, el PP, dan la razón al poeta andaluz.

 

Los populares de Rajoy critican lo que consideran métodos inquisitoriales del Gobierno Zapatero, y éste, a través del ministro de Interior, Rubalcaba, califica de infamia la acusación.

La gota que colmó el vaso ha sido la exhibición sin pudor de personajes del PP balear esposados, cuando iban a ser trasladados por la policía a sede judicial para ser interrogados. Después fueron puestos en libertad con fianza. Es sensato compartir la queja de los afectados y de su entorno en cuanto al daño irreparable que se les ha causado, injusto aún más si mañana son declarados inocentes o absueltos en la culminación del proceso ahora abierto por presuntos delitos de corrupción. Bien está que se combata la misma sin excepciones de “castas” y con todos los instrumentos que determinan las leyes de un Estado de Derecho, entre los cuales no figura –que se sepa- un show humillante para los que hoy no pasan de ser sospechosos de cometer un acto delictivo. Gozan de la presunción de inocencia, en tanto no se demuestre lo contrario. 
 
Es cierto también que los episodios y descalificaciones sistemáticas entre el partido gobernante y su adversario más directo se reiteran hasta producir hastío y la decepción del electorado. Mientras, España sigue liderando la tasa de paro más alta de la UE y rechaza emular a la clase política responsable de occidente, en situaciones de crisis extrema como la actual. Alemania apenas titubeó a la hora de formar un gobierno de coalición entre los dos grandes partidos, los cristianodemócratas de Merkel y los socialdemócratas de la oposición. En Francia, el conservador Sarkozy se aprestó a fichar para su gabinete a destacados disidentes socialistas. Y en EE UU, a Obama no le tembló el pulso para mantener en el Gobierno a “ministros” republicanos designados por Bush. Todos ellos empiezan ya a obtener los resultados de esa amplitud de miras en la gestión política. Hoy se ha conocido que las economías alemana y francesa han vuelto a la senda del crecimiento en el segundo semestre. El  Producto Interior Bruto de ambas naciones reflejó un incremento del 0,3% respecto al trimestre anterior, lo que se traduce en el primer aumento desde enero de 2008. Por su parte, la Casa Blanca se había congratulado días atrás de los síntomas de recuperación que revelaba, asimismo, la economia estadounidense. En contraste, España aún debe esperar. Sus dirigentes prefieren seguir con sus particulares guerras partidistas y sectarias, en detrimento de las prioridades económicas y sociales que demanda la población. 
 
 Amado Moreno 
 
Las Palmas de Gran Canaria, 13 de agosto de 2009