“El ser humano tiene que tomar conciencia de este hecho y no rehuirlo”
“Como especie poco hemos avanzado en convivencia y mucho en técnica para la guerra”
“Capitalismo, poder, consumo y cambio climático son producto de una equivocada visión existencial”
“El primitivismo del intercambio político está muy lejos de la renuncia a la violencia”
“No soy un profesional de las Letras ni pretendo ser firma erudita”

Amado Moreno

“La irrelevancia y el obvioanálisis” (esstudio ediciones) es el título de la última obra literaria con la firma del autor canario Tomás Rivero (Las Palmas de Gran Canaria,1940), cuya oportuna presentación el pasado mes de marzo en la sede de la Escuela Luján Pérez en Las Palmas de Gran Canaria, auguró ya un éxito de acogida en librerías. Sus introductores entonces, Pedro Schlueter y Fernando Redondo, avanzaron y destacaron la calidad y profundidad de pensamiento del escritor, que ya había apuntado en su primera entrega editorial en 2009 con “El Intronauta”, y afianzado después con otros títulos como “El zoquete perfecto”, “La alegre ignorancia”, “El pensamiento anticuado”, “Sueños vigilativos” y “Percatación”.

 – En la contraportada de su más reciente  libro alerta al lector, sin la menor ambigüedad, dónde pone el foco de sus reflexiones. Esboza lo que considera una visión distanciada y fuera de regla que controvierte la magnitud de las instituciones oficiales, de los grupos dominantes y la grandeza de los personajes públicos ¿Constituye en resumen el análisis de un ser permanentemente insatisfecho con el sistema y que no se identifica con un modelo definido?

-El individuo que se autoanaliza en profundidad y hace introspección perseverante  descubre que en su interioridad existe un área que por razones de método  es inaccesible a la investigación científica. Esto representa lo más esclarecido y singular de la individualidad, proporcionando un  punto de vista que contraviene el pensamiento unidireccional de los selectivos métodos de educación y enseñanza creados, durante milenios, por las elites sapientes al servicio del poder.   La persona que analiza bajo esta perspectiva comprende que el sistema actual no puede ser mantenido en el tiempo y que es origen de grandes conflictos y de hechos  absurdos.

 ¿Cómo es posible que se empleen tantos recursos en saber lo que ocurre a millones de años luz cuando gran parte de la humanidad vive un presente de penurias? No existe ciencia humanitaria, investigación tendente a que grupos de humanos, en cualquier lugar del globo puedan, por si mimos, crear condiciones para vivir dignamente. La ciencia ha de ocuparse de forma prioritaria en crear tecnología de sobrevivencia pero en el planeta Tierra. 

-En la presentación de su obra Fernando Redondo advirtió posibles influencias del pensamiento de Rousseau, Italo Calvino e incluso de Erasmo de Rótterdam en esta última obra suya ¿es así efectivamente?

 – Una persona introspectiva es necesariamente genuina, hace su propio descubrimiento y  lo plasma de muchas maneras: una obra de bellas arte, una composición musical, un poemario, narrativa con ese trasfondo… No es un agitador político, sino que propugna cambio a través de nuevos procedimientos de educación, promueve terapia generalizada que mejore el ánimo colectivo y apela al nuevo paradigma: Ciencia humanitaria al servicio del ser humano. 

 Redondo analiza bajo la perspectiva que le ofrece su formación académica. Pero  no es fácil saber si en las ideas  estos personajes históricos, tan asimilados por la erudición oficial, existe   trasfondo introspectivo. Y en lo que me respecta me trae sin cuidado.

-Por su parte, Pedro Schlueter resaltó en el mismo acto que una constante de su creación editorial ha sido la perseverante y profunda introspección, acompañada de un pertinente autoanálisis ¿Es una fijación casi obsesiva en la que no va a declinar con futuras  entregas?

 -Tiene que tener en cuenta quién soy, lo expreso claramente en mi anticurrículo. Una persona sencilla, simple comerciante que durante años ha pensado en estas cosas y que a partir de su jubilación decide escribir sobre ellas. No soy un profesional de las Letras, ni pretendo ser firma erudita. No obstante si puedo y tengo salud aclararé aún más mis textos aunque solo sea como mero testimonio.

-Todo lo que existe es irrelevante si no hay una mente que lo exalte, escribe en el primer capítulo. Precisa que el único exaltador que conoce es el intelecto humano, de modo que descarta con evidente rotundidad cualquier otro…

-Dígame si existe otro, a mí no me consta.  Este problema es humano, los restantes seres vivos, que yo sepa, no se plantean estas cosas.

-A veces sus descripciones se mueven entre el catastrofismo y el pesimismo cuando apuntan que el mundo se aproxima a su término y que la vida es lucha para retrasar lo inevitable, de manera que en este lapso somos derribadores, demolemos el hábitat que nos permite vivir. ¿Los movimientos ecologistas y animalistas surgidos en los últimos años, especialmente en Europa, y la creciente apuesta por las energías renovables, no representan una esperanza para preservar ese hábitat?

-Me pregunta como si  yo fuera un político y estoy muy lejos de ello. Planteo la finitud de todo lo que existe, el ser humano tiene que tomar conciencia de este hecho y no  rehuirlo. En “Los procedimientos de educación y enseñanza” propugno que se debe vivir en finitud de forma natural y asumirlo con el menor trauma posible. Ello permitiría cambiar la idea de nivel de vida por calidad de vida. Vivir de la mejor forma en base de una Ciencia que vela por ello y aporta tecnología con esta finalidad. Una psicología ensimismática que  auxilia a la enseñanza abordando la principal asignatura, la cooperación, y asiste en los conflictos tanto personales como colectivos, presencia de seres humanos maduros emocionalmente que conviven  y trabajan sin rivalizar, libre de líderes y autoridades

Catastrofismo y pesimismo  son dos denominaciones que Vd.  da a una forma más consecuente de interpretar la existencia. Todos vamos muriendo, nadie sobrevive. Luchamos para retrasar lo inevitable o para  inhibir este hecho inexorable, y esto complica mucho más las cosas.

Con los movimientos ecologistas, animalista y  las energía renovables se pueden conseguir avances. Pero el problema es mucho más profundo. Estamos ante un enigma existencial para el cual, de momento, no tenemos solución y además lo encaramos muy mal  y por consecuencia aumenta el enmaraño y la dificultad. Capitalismo, poder, acumulación, estabilidad, permanencia, dinero, consumo, cambio climático…son producto de una equivocada visión existencial.

-¿Cuándo cree que el planeta Tierra dejará de ser repartido con la arbitrariedad que usted denuncia y se tendrán en cuenta realmente los intereses generales?

-Esa debiera ser la preocupación generalizada, el objetivo prioritario. Ello requiere claridad, simplicidad, practicidad y se podría conseguir mediante la Ciencia humanitaria, y a partir de los cambios que proponemos en los sistemas educativos.

 Sin embargo, sorprende la emotividad con que se comportan los políticos y cómo aún persisten las argumentaciones arcaicas que tanto sufrimiento ha acarreado a los seres humanos: enemigo, oponente, contendiente, adversario. El evidente primitivismo de cómo se produce el intercambio político está muy lejos  de  la renuncia a la violencia. Produce descorazonamiento la puesta a punto generalizada para entrar en conflicto sin que se dé valor a la vida. Pese al tiempo que sobrellevamos como especie poco hemos avanzado en convivencia y mucho en técnica para la guerra.

-Al Estado, al que usted siempre se resiste aludir con mayúscula, le atribuye que es generoso con sus sustentadores y cicatero con el ciudadano. ¿No se contradice, por ejemplo, con el Estado del bienestar que inauguró la socialdemocracia de los países nórdicos?

-A mí me asombra la fastuosidad de los medios utilizados por los hombres de Estado para sus manifestaciones. Una sorprendente monumentalidad sirve de escenario para exhibir a estos personajes y las ceremonias que ellos ejecutan. Sin embargo para un simple ciudadano conseguir una modesta vivienda resulta sumamente complicado y enmarañado.

No creo que el bienestar de los territorios nórdicos tenga origen estatal, sino en la capacidad de organización que hacen gala estos pueblos. Por muy evidente que parezca y por muy arraigada que esté la idea  en la sociedad, en introspección se tiende a trascender el concepto de  nación o estado. Por tanto, no tiene sentido hablar de naciones ricas o  pobres; sino colectividades, grupos, territorios, lugares…con más o menos desarrollo.

No  entiendo el bienestar o la calidad de vida como una cuestión de exclusiva economía, sino como sintonizado entre individuos que requiere educación emocional, preparación psicológica y autoconocimiento. Estas cuestiones pueden ser enseñadas con métodos adecuados. Cooperación debe ser la principal asignatura en los futuros procedimientos educativos.

-En la recta final de su obra manifiesta que la conflictividad social tiene su raíz en las malas formas de pensar que derivan en autoridad y en modos de vida sofisticados tenidos por ideales. ¿Vislumbra terapias de corrección en el corto plazo y que supuestamente deberán preverse también en el entorno familiar y educativo?

-El mayor empeño y reciedumbre debe ponerse en el cambio de la finalidad y de procedimiento de los actuales sistemas de educación y enseñanza. La transformación social se produciría modificando la manera de pensar y de colaborar, y sería posible si se enseñara desde la niñez. Mutar la utopía (proyecto quimérico una sociedad ideal)  por    ciencia (conjunto de métodos concebidos de forma científica mediante  la experimentación con grupos    de personas voluntarias y convivientes, para el desarrollo generalizado de sociedades de alta autosuficiencia, con madurez emocional, adecuada calidad de vida y adaptadas a los lugares donde habitan).

*Publicado en La Provincia el 16 de junio de 2019.