El alcalde Teodoro Sosa reivindica la figura del emprendedor británico e hijo adoptivo de Gáldar

En la presentación, Amado Moreno destaca el trabajo arduo de Sergio Aguiar y Augusto Álamo

Más de de 200 personas llenaron el Teatro Consistorial de Gáldar el jueves 7 de julio con motivo de la presentación de la biografía del emprendedor agrícola británico David John Leacock en Canarias, fundamentalmente en la comarca Noroeste de Gran Canaria y durante el siglo XX, dando un fuerte impulso al cultivo de plátanos.

El trabajo firmado por Sergio Aguiar y Augusto Álamo ha sido el máximo esfuerzo realizado sin precedentes sobre la trayectoria y legado de Mr. Leacock –como se le recuerda todavía hoy-, cuya figura fue reivindicada por el alcalde Teodoro Sosa para poner broche al acto, tras “tomar nota” del deterioro de parte del patrimonio y lamentar el abandono y la ruina que muestra su estado.

Julio Mateo, concejal de Cultura, coordinó el desarrollo de la ceremonia, concediendo el uso de la palabra en primer lugar a Augusto Alamo, que, además de excusar la ausencia de su compañero Sergio Aguiar,  analizó diversos apartados de la obra, que suma casi quinientas páginas y otras tantas fotografías del álbum familiar de los Leacock.

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, a la derecha, junto a Augusto Alamo y Julio Mateo, concejal

El alcalde de Gáldar, Teodoro Sosa, a la derecha, junto a Augusto Alamo y Julio Mateo, concejal

Después se dio paso a la proyección de dos vídeos. Uno de Martha Leacock, la hija menor de David J. Leacock, residente en Escocia, y otro de una familiar establecida en Estados Unidos. Ambas con mensajes de gratitud para los autores de la biografía y para los canarios que recordaban con admiración y afecto a su notable ancestro.

El edil de Cultura, Julio Mateo, cedió luego la palabra a Amado Moreno, periodista, autor de  sendas entrevistas personales a miembros de la familia Leacock en el pasado. Una de ellas con Philip, cineasta, en el año 1971, y en presencia de su padre David J. Leacock, Otra, a Martha Leacock en 2017.

Concluiría el alcalde, Teodoro Sosa. “Doy la enhorabuena a Augusto Alamo, a Sergio Aguiar y a la editorial Mercurio por la publicación de este libro –manifestó-. Es una obra necesaria y que hace justicia a una personalidad trascendental en la historia del siglo xx del Noroeste de Gran Canaria. y es especialmente atractivo porque detrás hay muchos años de investigaciones exhaustivas, incluidos archivos de otros países, que permiten que los muchos que conocemos su historia descubramos nuevos detalles de una vida muy interesante como la de David John Leacock. y, por supuesto, a los que no conozcan el personaje este libro les permitirá descubrirlo en toda su amplitud.

Sí es cierto que su obra está reflejada en multitud de artículos en prensa, pero creo que hacía falta que la biografía de David John Leacock llegara a las librerías. Y sin él todos estamos de acuerdo que la historia del Noroeste de nuestra isla hoy sería distinta. Sin él y sin su familia, ya que su padre fue considerado el fundador del negocio del plátano a finales del siglo XIX. De hecho su padre, John Milberne Leacock, creó en 1903 junto a un vecino de Gáldar, Francisco Rodríguez Lorenzo, la empresa “Leacock & Lorenzo”. Este vecino acabó convirtiéndose en alcalde de Gáldar entre 1911 y 1922.

Además, ya todos los aquí presentes sabemos que dos de sus hijos fueron figuras importantes en el cine a nivel internacional y dieron aquí sus primeros pasos. Su hijo Richard filmó su primera película con solo 14 años, llamada “Canary bananas”, con una duración de ocho minutos y grabada en parte en la playa de el Agujero.

Aparte de felicitar a los autores y a la editorial también les doy las gracias porque este trabajo permite a los galdenses darle más visibilidad a la vida de un hijo adoptivo de la ciudad ya que David Leacock tiene esa distinción de nuestro municipio desde 2014. No merecía menos por su influencia en nuestro municipio. Aunque residió en nuestro municipio hermano de Guía, la importancia de esta personalidad trascendió a todo el Noroeste de gran canaria. No solo a Gáldar, ya que en Agaete y en La Aldea también tenía muchas de sus propiedades.

Es un personaje con muchas aristas ya que esa represión política que sufrió tras la guerra civil le llevó a ejercer de comisionado por Naciones Unidas en relación con la agricultura a muchos países como Suiza, China, Italia o la entonces Yugoslavia. Fueron casi 30 años los que estuvo fuera, pero su amor por esta comarca le hizo volver, una idea que siempre tuvo en su mente.

Antes de la guerra civil ya había demostrado su capacidad implantando nuevas técnicas agrícolas. Los motivos para declararle hijo adoptivo de Gáldar son numerosos. Aparte de todo lo que hizo por los galdenses con el desarrollo de su economía, su vínculo con esta ciudad fue muy estrecho. En Bocabarranco fabricaba y construía tubos de conducción de agua de gran calidad. También compró terrenos en San Isidro, y en 1922 fue uno de los fundadores del Sindicato Agrícola del Norte, que cumple este año su centenario y del que fue vicepresidente.

Facilitó de forma gratuita material y maquinaria para la construcción de la piscina del Agujero, donde tiene una plaza a su nombre. Y cedió los terrenos donde se encuentran los túmulos aborígenes de La Guancha, colaborando además con la delegación provincial de excavaciones arqueológicas en la conservación del túmulo de Bocabarranco. Y con su muerte llegó uno de los principales gestos por los que será recordado al legar sus fincas a once de sus trabajadores de máxima confianza. Pensaba que la tierra era para quien la trabajara.

David Leacock participaba en las fiestas de Santiago. Así que ninguna fecha mejor que este mes de julio para presentar en Gáldar este libro. Enhorabuena de nuevo a los autores”, finalizó Teodoro Sosa.

INTERVENCIÓN DE AMADO MORENO

El periodista Amado Moreno precedió al alcalde en el uso de la palabra. Seguidamente el texto literal de su alocución:

“Todavía sigo dudando de la oportunidad y conveniencia de haber subido yo aquí para intervenir y pronunciarme sobre la biografía que nos ha convocado a este acto –comenzó indicando-.

 Entiendo que el protagonismo debe corresponder exclusivamente a los autores, Sergio Aguiar y Augusto Álamo, al editor Jorge Alberto Liria, y a los anfitriones municipales de Gáldar, con su alcalde Teodoro Sosa al frente.

Sin embargo,  he aceptado la invitación de Sergio y Augusto, porque además de amigos ambos, conozco gran parte de la gestación de este libro sobre David John Leacock. Constituye un soberbio trabajo de investigación acerca de esta figura que contribuyó al desarrollo de la Comarca Noroeste, y soportó además los rigores y la represión de un régimen político en España, por su pensamiento ideológico opuesto. La publicación documenta exhaustivamente las vicisitudes a las que se enfrentó David J. Leacock para hacer realidad su sueño como emprendedor agrícola en nuestra isla, sin escatimar sacrificios propios y de su familia.

Tuve la suerte de tomar un café con él y con su hijo Philip en el año 1971, en su antigua casa de Becerril de Guía. Bastantes décadas más tarde, también con su hija pequeña, Martha, en Sardina del Norte, en noviembre del año 2.017. Ambos encuentros, inolvidables, forman parte ya de mi modesto legado como periodista.

Philip, tenía 51 años, y yo sólo 21, al mantener aquella conversación, con su padre David J. Leacok en el insólito papel de intérprete de inglés, ya que su hijo no hablaba español. Al día siguiente Philip marchaba a Londres por quince días y después, tras una escala en Hollywood, continuaría a Canadá para rodar una película inspirada en un texto de Leonard Cohen, según nos anunció.

Se complació –con traducción, reitero, de Mr. Leacock padre-  en hacernos un balance positivo de sus últimos trabajos cinematográficos como “Amantes de la guerra” con Steve McQueen, “Los secuestradores” con excelente acogida en España, y “El jardinero español”, cinta recreada en la Costa Brava. El éxito le sonrió con rotundidad mas tarde en series televisivas como “Dinastía”, “Falcon Crest” y “El Virginiano”.

He de puntualizar que David J. Leacock se ciñó a su oficio de intérprete, permitiéndose no obstante cierto énfasis para incidir en la prematura vocación de su hijo por el cine, desde los 16 años.

Creo recordar que la entrevista fue posible gracias a los contactos con personal de confianza de Mr. Leacock,  aprovechando el desparpajo clásico de mi compañero y amigo fotógrafo, Paco Luis Mateos. Precisamente una de las imágenes incluidas en el ingente material gráfico que ofrece la biografía se incluye un momento de la entrevista.

La charla con Martha Leacok en 2017 dejó  titulares periodísticos destacados y de indudable interés. Y la foto en la tumba de su padre, tomada por Catalina Rivero, mereció los honores de portada un domingo en LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas.

 Con la sinceridad de una persona de avanzada edad e independiente, Martha nos confesó en esa ocasión que su padre “era republicano: mitad socialista y mitad comunista”. También nos dejó otras perlas en aquella cita distendida cerca de la playa de Sardina, que ahora cobran actualidad en este acto. “Mi padre pudo equivocarse al dejar sus fincas a los trabajadores. Era un idealista”, declaró sin mucho titubeo.

Como bien saben ustedes, Martha es la única hija superviviente. Había nacido en Pensilvania (Estados Unidos), donde dio a luz su madre Florence Elizabeth, segunda esposa de Mr. Leacock. Después de recorrer buena parte de Europa con su padre, durante el exilio de éste a raíz de la Guerra Civil española, y de probar diversos destinos en Sudamérica, Martha decidió instalarse en el norte de Escocia con una granja de renos y ganado vacuno. Allí la visitaron Augusto y Sergio, a fin de completar su información y documentos para una biografía rigurosa sobre David J. Leacok.

Un par de apuntes más quiero abordar con rapidez y brevedad sobre la personalidad de David J. Leacock, en dos vertientes: la humana y la de  empresario con inquietud social.

El análisis del domingo último en LA PROVINCIA sobre Mr. Leacock generó reacciones elocuentes y constructivas, arrojando más luz sobre el protagonista que nos ocupa. Por ejemplo, una profesora guiense contó su experiencia como docente en otros tiempos en el centro de adultos de La Atalaya:

“Yo no conocía a Leacock, pero soy testigo de una de sus preocupaciones –nos escribió literalmente por whatsapp-. Trabajé en La Atalaya de Guía en alfabetización de adultos desde las 17:00 horas  a las 22:00 horas de lunes a viernes. Todos los días, un camión traía trabajadores de Mr. Leacock que vivían  en los altos de Guía, con el fin de que aprendieran a leer y escribir. El camión, mejor dicho camioneta, los devolvía a su casa una vez terminada la sesión. Los viernes yo tenía que entregar una lista con los asistentes a las clases, lo cual era considerado para seguir manteniendo el puesto de trabajo. Otro mérito a valorar en Mr. Leacock”, concluye relatando en su amable whatsapp esta amiga.

Otro testimonio por el mismo medio en respuesta al reportaje periodístico, nos llegó de un conocido abogado de la capital grancanaria, en los términos siguientes:

“Compraré su biografía porque promete ser muy interesante –adelanta-. Tengo entendido que uno de los motivos de la detención de David J. Leacock en julio de 1936 fue la ayuda que prestó para que se fugaran de la isla en un pesquero el diputado comunista Eduardo Suárez Morales  y el farmacéutico, delegado gubernativo en el norte de la isla, Fernando Egea Ramírez, socialista. Embarcaron en el Puerto de Las Nieves, pero por una avería tuvieron que hacer escala en La Aldea, donde los detuvo la Guardia Civil. Tras un consejo de guerra sumarísimo, fueron condenados  a muerte y fusilados el 6 de agosto de 1936 en La Isleta”. Hasta aquí su narración.

Se da la circunstancia de que el trabajo de Sergio Aguiar y Augusto Álamo  refiere este suceso penoso y trágico en sus páginas, con  las precisiones y matizaciones de la documentación a la que pudieron acceder.

Tuve por último un comentario y sugerencia de otra profesora y residente en la comarca Noroeste, tras quedar impactada con la foto de la antigua vivienda, en Becerril de Guía, del emprendedor británico, en patente estado de abandono y ruina: “Una pena –dice- que los herederos no cuidaran mejor ese patrimonio. ¿No moverá al ayuntamiento arreglarla? El cabildo podría poner de su parte”, planteaba esta docente.

Ella y las demás reacciones me dan pie a una seria reflexión. Como ciudadano de la zona y testigo desde mi infancia del respeto y reconocimiento  que despertó el quehacer de Mr. Leacock en el desarrollo agrícola de la comarca Noroeste -por cierto sin los tics laborales de un colono-,  y su fe en los hombres y mujeres canarios, creo firmemente que merece cuanto menos un esfuerzo de las instituciones por rescatar parte de su patrimonio, víctima hoy de la desidia. Y dar la bienvenida a un debate que contemple el posible destino de ese patrimonio, hoy en evidente descomposición, para un uso público, en concordancia con las inquietudes y la actividad en otro tiempo del histórico personaje.

La coyuntura política ayuda al objetivo. La presencia de  fuerzas afines gobernando en los ayuntamientos de Gáldar y Guía, y en sintonía con el poder institucional que lidera el Cabildo de Gran Canaria y el Gobierno regional, podría acelerar la respuesta a este otro reto, grande, mediano o pequeño –su tamaño es lo de menos-  que hoy surge en el Noroeste grancanario.”