Juan Antonio Peña, antiguo profesor de la Escuela Superior de Ingeniería Industrial

La Universidad de Las Palmas impone la medalla de oro  al profesor Juan Antonio Peña por su labor profesional durante décadas en la Escuela de Ingeniería Industrial

Lluís Serra, rector de la ULPGC: “Su magisterio y su compromiso seguirán siendo un referente para todos”

AMADO MORENO

Después de más de tres décadas como docente en la Escuela Superior de Ingeniería Industrial y director de la Residencia Universitaria, el profesor Juan Antonio Peña (Teror, enero 1950), recibe la medalla de oro de la Universidad de Las Palmas.

Especializado en la asignatura de Termodinámica,  perteneció a una de las primeras generaciones de ingenieros industriales doctorados en la misma universidad de Las Palmas. Distintos trabajos suyos de investigación química fueron reproducidos en publicaciones científicas de EE.UU, Inglaterra, Canadá, Argentina, Japón, India, Holanda y Francia.

Pilotó numerosas tesis doctorales y dirección de proyectos de fin de carrera, y fue reconocido en cuatro ocasiones como mejor profesor del área técnica de la ULPGC. Ingresó en la Real Sociedad Española de Química, Asociación Española de Científicos y en la Sociedad Portuguesa de Química.

 El acto de entrega de la medalla de oro al docente grancanario, que coincide con su setenta y cinco aniversario, se enmarca en la apertura solemne del curso académico 2025/2026 en el Paraninfo de la universidad de Las Palmas, el miércoles día 17 de septiembre.

En vísperas de la cita, cobraron actualidad  los elogios de compañeros y alumnos a Juan Antonio Peña por su  estilo singular, habiendo dejado una huella imborrable en la enseñanza superior de Ingeniería. El reconocimiento es unánime  acerca de la dimensión humana que proyectaba con sus alumnos, en paralelo a la estricta instrucción de la enseñanza. Ejercía ambas facetas con tal acierto que sería elegido sucesivamente padrino de diversas promociones, año tras año. Después de retirado, todavía llegaron a proponerle de nuevo ese mismo honor.

El rector de la ULPGC, Lluís Serra, no oculta su admiración por este antiguo profesor, al tiempo que argumenta la decisión para premiar su esfuerzo: “Su magisterio, su compromiso con la Escuela de Ingenieros Industriales, con nuestras residencias universitarias, y su ejemplo humano seguirán siendo un referente para toda la comunidad universitaria”.

Evoca y subraya también experiencias conjuntas en el pasado: “Es un honor rendir homenaje a alguien como Juan Antonio Peña, con quien participé en proyectos, sueños y amistad sincera, desde hace casi tres décadas”. Curiosamente “este reconocimiento justo y emotivo –afirma el rector- se encuadra además en la celebración del 45 aniversario de la Politécnica de Las Palmas, aplazada el pasado año a causa de la DANA”.

Por otro lado, el profesor José Regidor desvela que durante su etapa como rector de la ULPGC “tuve la oportunidad de contar con la estrecha colaboración de Juan Antonio particularmente en la atención del estudiantado. Demostró constantemente una eficaz cooperación con su trabajo de coordinador de la residencia universitaria”. Y agrega que sobresalió “por su profesionalidad, respeto y generosidad en su labor docente e investigadora en la Escuela Superior de Ingeniería Industrial”. A modo de resumen concluye certificando su enorme satisfacción por la medalla de oro de la Universidad que recibirá en breve.

TESTIMONIOS DE AFECTO

Con motivo de la jubilación del homenajeado en 2012, precipitada por un problema de salud,  se produjo una multitud de testimonios de afecto por parte de estudiantes y colegas. “Fue siempre un modelo de docencia y decencia”, opinaron algunos de los presentes.

No exageraban. El profesor desplegaba el celo profesional con sus alumnos más allá de una pedagogía fría o distante. “La palabra que mejor me define y por la que he luchado es humanidad. Por muchos conocimientos que tengas, ante todo hay que ser humano. Mi filosofía es intentar la solución de problemas y no crearlos. Bastantes  tienen los chicos en su vida como para ocasionarles yo otros más con mi asignatura”, explicó elocuentemente a María Jesús Hernández, en una amplia entrevista para LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas.

Nunca concibió la docencia sin humanidad: “Sería como aprender por internet”. Aleccionaba con espíritu humilde en su gremio a impartir sin olvidar que el alumno es una “persona humana”, alguien que siente y padece, animando al enseñante a buscar con afán metodologías y medios adecuados para que le entiendan. “No se trata de colocarle un rollo y mandarlo a la bibliografía”, advirtió más de una vez.

PREDILECTO Y RENACENTISTA

Juan Antonio Peña se orientó pronto hacia la actividad docente en la Universidad, tras un breve periodo inicial como diseñador de proyectos, “que no era lo mío”.  No quería seguir haciendo cálculos “sino colaborando, echando una mano a la gente joven.  Esto fue determinante para inclinarme por la enseñanza”.

En el adiós al centro en 2012, una representación de su alumnado enfatizaba que no sólo les enseñó Termodinámica, “también a ser mejores personas. Era un ejemplo de vida personal y profesional, y es como el buen vino, que con el paso del tiempo mejora su calidad y no se convierte en vinagre”.

Cuatro años más tarde, en 2016, el ayuntamiento de Teror, su villa natal, presidido por el alcalde socialista Gonzalo Ortega, le concedió el título de hijo predilecto. “En realidad la corporación no tenía más remedio que distinguir a Peña”, publicó entonces LA PROVINCIA-Diario de Las Palmas con la firma de Juanjo Jiménez, también terorense. Anotó igualmente el periodista que el homenajeado era “un señor con curriculum renacentista, tan abultado en lo académico como en lo parrandero. Capaz de desgranar con facilidad pasmosa la entropía de los sólidos cristalinos puros del tercer principio de la Termodinámica, como de tocar el triángulo en el grupo que formó allá por los años 70 con el coñón nombre de Los Roneros”.

Aún le quedaría tiempo para volcarse en el deporte y fundar un equipo de baloncesto integrado en la liga insular, organizar competiciones de fútbol, balonmano y tenis. Muy propio de un destacado antiguo alumno de los Salesianos de Teror, hijo de Florencia Quintana Rodríguez y Antonio Peña Rivero, anfitrión éste como alcalde cuando el presidente Adolfo Suárez visitó la villa mariana en los años 70 del siglo pasado. En público y en privado, Juan Antonio Peña ha exteriorizado siempre una eterna gratitud a sus progenitores. “Fueron decisivos en mi educación”, sentencia.

*Artículo publicado en La Provincia

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