Amado Moreno
Esta nueva entrega de Aguiar, como todo lo que aborda en el plano profesional, es un modelo de laboriosidad, rigor, agilidad y coherencia expositiva que facilita un rápido conocimiento del objeto de estudio. Acierta plenamente en combinar relatos, documentos y datos con un estilo sobrio, exhaustivo y directo a la vez, sin renunciar a la amenidad de la historia, sumando una interesante secuencia gráfica familiar y política del biografiado, que el lector agradece.
La publicación, esmerada con extremo celo, y editada por la firma Mercurio que dirige otro historiador, Jorge Alberto Liria, coincide con los 125 años del nacimiento del personaje central, cuyo fallecimiento cumple también este año medio siglo.
Sergio Aguiar no cae en la tentación de perderse en los meandros de trivialidades narrativas. Demuestra su agudeza profesional como historiador poniendo el foco en el legado más importante del personaje. Nos descubre a un visionario de las potencialidades de la agricultura canaria por la que sentía una debilidad incuestionable.
Fue pionero y promotor del Consejo Regulador de la Exportación de Plátanos, tras crear la primera cooperativa agrícola de Canarias en 1922, basada en el modelo importado de sus observaciones en Alemania. Imaginó incluso la creación de un transporte marítimo propio para la exportación de los productos isleños para no depender de intereses o buques de bandera extranjera, principalmente ingleses y noruegos, dominantes en aquellos tiempos.
El autor pone de relieve a modo de conclusión que José Samsó Henríquez fue “un auténtico avanzado de su tiempo”. Lástima que este concepto se haya devaluado por adjudicarse anteriormente con proliferación y abuso indebidos a figuras que, en algunos casos, no lo merecían. En el que nos ocupa hoy, José Samsó Henríquez, se queda corto. El meritorio trabajo de Sergio Aguiar consigue avalar la definición aludida con suficiencia argumental.
*Publicado en La Provincia el 02 de noviembre 2015