“No tengo la menor duda sobre la utilidad y práctica de la filosofía en este mundo de ritmo vertiginoso”

“Hay que conseguir espacios de reflexión  para plantearnos qué valores incorporar a nuestro proyecto individual y colectivo”

“Cabe exigir a los gobiernos que integren en sus  modelos de Educación las enseñanzas que favorezcan el objetivo”

Amado Moreno

“Averroes, sobre la substancia del Universo” es el título de la publicación que acaba de ver la luz con las firmas de  Andrés Martínez Lorca, catedrático emérito de Filosofía Medieval y encargado de la edición, y Juan Gómez Bonillo, catedrático de Bachillerato de Filosofía, y traductor de esta obra del sabio cordobés que se realiza por vez primera del latín (De  substantia Orbist)  al castellano, coincidiendo con los 825 años de su muerte. La versión en español ratifica la óptica naturalista de Averroes, que, además, “concibe el universo como una totalidad ordenada en la que la materia es eterna”, al tiempo que revalida la influencia de Aristóteles en su pensamiento.

-Siendo yo profesor tutor de Historia de la Filosofía Medieval en la sede de la UNED de Las Palmas –aclara inicialmente Juan Gómez Bonillo-, el catedrático de la materia y eminente arabista, profesor Martínez Lorca me propuso la idea de traducir este escrito de Averroes del que no existía ninguna versión  en Europa.  Suscitó mi interés el hecho de que, perdido el original árabe, el texto sólo circulaba en versiones latinas y hebreas efectuadas en la escuela de  traductores de Toledo. Escrito por Averroes en el año 574 de la Hégira (1178 de la era cristiana)  durante una de sus estancias en Marruecos, fue traducido al latín por Miguel Escoto  hacia 1230 y su fama se extendió por  Europa en centenares de comentarios. El tema de los movimientos de los cuerpos celestes era importante y entronizaba en  occidente la doctrina aristotélica. Tomamos como base de la traducción el manuscrito más antiguo de los encontrados hasta ahora, que se halla en la Biblioteca Nacional de España, debido a Álvaro de Toledo por encargo del entonces arzobispo de la ciudad manchega, Gonzalo García  Gaudiel, hacia 1280. Los comentarios de  Álvaro de Toledo dan muestra de su alto nivel intelectual.

¿Ofrece sorpresas de relieve en cuanto a otras reflexiones filosóficas  documentadas del mismo pensador medieval y musulmán?

-La iniciación de Ibn Rusd  (latinizado Averroes ) en la filosofía es un hecho tardío en su vida. Sus centros de interés eran la jurisprudencia (su abuelo y su padre fueron cadies en  Córdoba y él mismo también lo fue en Sevilla) y la medicina.  Era médico de la corte y su libro “Kulliyyat” fue un referente durante mucho tiempo en los estudios de medicina. Según la tradición, fue el propio califa  quien, deseando conocer la filosofía aristotélica y  no entendiéndola, le pidió que se  la explicara. De ahí surgen los numerosos comentarios de las obras de Aristóteles por los que en la Edad Media mereció el sobrenombre de el “Comentador” . Entre las  obras que no responden a ese formato de comentario, una es ésta “Sobre la Substancia del universo”.  Y la otra  se titula “La Refutación de la refutación”, una de las más importantes de Averroes, en la que responde al ataque perpetrado por el teólogo musulmán Algazel contra la filosofía. El pensador cordobés destaca  por la pulcritud de su pensamiento y la precisión terminológica.

La lectura de su traducción desprende que el propósito de Averroes en este texto original era investigar la naturaleza de los cuerpos celestes según las doctrinas de Aristóteles, como  recuerda el editor en el prólogo. Su interpretación de la obra aludida constata matices significativos y desvela aparentes contradicciones con “De Substantia Orbis”. ¿Sugieren distanciamiento de su icono filosófico?

 -La primera línea de este tratado es la declaración de intenciones:  investigar la naturaleza de los cuerpos celestes y sus motores.  Y, de modo tajante,  afirma que esta investigación parte de lo que Aristóteles dijo, porque “su  opinión es la más cierta y verdadera  y en él debiéramos apoyarnos en todo lo que concierne a las ciencias”.  Pero advierte Averroes que el sabio  dejó el estudio del cielo sin terminar, y se impone entonces ofrecer una imagen completa y coherente del mismo. Además, en los textos aristotélicos  hay aparentes  incoherencias  que han originado interpretaciones erróneas y que urge eliminar para que su pensamiento brille en toda su pureza. Avicena y  el citado Agazel son objeto  de sus críticas.  Es éste un gesto de honradez intelectual de Averroes hacia su modelo, Aristóteles. Ser fiel no significa ser un acrítico seguidista. “Yo soy amigo de mi maestro, pero soy más amigo de la verdad”, aseguran que dijo Aristóteles  cuando se apartó de las teorías platónicas. Pues bien, un caso parecido.

¿Podría afirmarse que su trabajo confirma a esta figura andalusí como el gran discípulo aventajado del maestro griego?

 -Sin duda alguna. Es el más grande de los seguidores de  Aristóteles, junto con  Tomás de Aquino en el mundo cristiano. Un medievalista francés decía que por la finura de su pensamiento rivalizaba con su modelo Aristóteles. Le cupo también al sabio andalusí la tarea de pulir  muchas de las desviaciones conceptuales  que la historia del pensamiento adhirió a sus  doctrinas. Téngase en cuenta  que, una vez cerrada la última escuela griega de Alejandría,  las obras de filosofía griega se traducen al árabe y la actividad filosófica se traslada a Bagdad. Conforme con la máxima italiana “traduttore, tradittore” (traductor, traidor), toda traducción implica una cierta renuncia  al rigor  conceptual del  texto original, y esas deficiencias conceptuales, con frecuencia, son una fuente  de interpretaciones  falsas. Pues bien, son estas traducciones los textos aristotélicos  que comenta  Averroes, contaminados de neoplatonismo procedente de la escuela de Bagdad. Hay, pues, que pulirlos de esas adherencias. No es sino una centena de años tras la muerte de Averroes cuando Guillermo de Moerbecke hace la primera traducción directa del griego a instancias de Tomás de Aquino.

 ¿Procede reconocer un apreciable grado de convivencia y clima de tolerancia en aquel califato andalusí, entre el islam y el judaísmo sefardí, representados ambos credos por este sabio  cordobés y Maimónides, al mantener los dos una fluida comunicación y respeto mutuo en el marco de su conocida amistad?

 -Es cierto que durante el siglo XII, época en la que Averroes y Maimómides convivieron en Córdoba,  hubo un largo período de tolerancia bajo  el gobierno de  determinados califas,  pero nuevas invasiones  trajeron  nuevas banderas de lucha. Ambos sabios, que siempre habían defendido la pacífica convivencia entre credos acabaron sufriendo la amargura del destierro. Averroes fue más afortunado porque pudo elegir su lugar de exilio. Optó por Lucena, donde había una fuerte colonia judía. Maimónides, por su parte, perseguido por los almorávides, tuvo que huir de Córdoba. Tampoco fue acogido por sus correligionarios judíos, acusado de ir contra la ortodoxia religiosa. Su vida después no fue sino una constante huida de ciudad en ciudad hasta su muerte en Egipto. Esta descorazonadora frase resume este período de su vida: “el exilio ha sido mi salario” En la etapa medieval, el pueblo llano hace de la convivencia un ejercicio de vida. Suelen ser los poderosos los que tienen necesidad de levantar barreras ideológicas o religiosas para justificar sus tropelías.

Averroes y su pensamiento sobre el racionalismo de Aristóteles y el naturalismo griego en ciencia fueron valorados no solo en la Edad Media, también durante el Renacimiento. Dante lo cita en unos versos, Rafael lo ubica en su célebre cuadro de “La escuela de Atenas” junto a Aristóteles y Platón. ¿Duda usted de la utilidad y vigencia de las enseñanzas de Aristóteles y Averroes?

-No me cabe la menor duda de la utilidad de  la enseñanza y la práctica  de la filosofía y los estudios humanísticos en general.  Máxime en este  mundo  en que vivimos, sometido a un cambio tan vertiginoso que casi no tenemos tiempo  ni de adaptarnos  a su ritmo. Los enormes progresos  tecnológicos han  transformado de manera radical  el panorama social y educativo. El método de aprendizaje predominante en esta sociedad es  el del ensayo y error. Yo veo a los niños  que  aprenden  a jugar sólo tocando en la pantalla de sus tabletas o móviles.  No  hay  que  pararse a pensar cómo hacerlo  sino solamente tocar. Sin embargo, no podemos dejarnos arrastrar por esa vorágine. Hay que conseguir espacios de reflexión  para plantearnos qué valores incorporar a nuestro proyecto vital individual y colectivo.  Y por supuesto exigir a los gobiernos que integren en sus  modelos de Educación aquellas enseñanzas que favorecen ese objetivo.

A propósito de los sistemas educativos, ¿qué países presentan a su juicio una sólida oferta de estas enseñanzas humanísticas?

-En general, este cambio profundo que  los avances tecnológicos  imponen en la sociedad, afectan a todos los países, de modo que todos hacen los ajustes pertinentes en sus ofertas educativas. Países como Francia  o Alemania mantienen un bloque de enseñanzas humanísticas  sólido que se traduce en la gran producción cultural en ese ámbito. En España ocurre que el cambio  constante de modelos educativos no responde tanto a la necesidad de adaptación a los cambios sociales,  sino a planteamientos ideológicos  de los partidos que se alternan en el poder. Por otra parte,  es preciso decir que  se está produciendo  el hecho curioso de que el progreso tecnológico es visto  mas con cautela que con entusiasmo.  En este sentido, hemos sabido que la  Unión Europea tiene intención de regular el tema de la inteligencia artificial (AI).

En la introducción del volumen publicado con su texto de Averroes atribuye al profesor Andrés Martínez Lorca haber sido el alma de su tarea traductora. ¿Es algo más que una muestra de gratitud al editor con respaldo de la UNED?

Este libro es fruto de la estrecha colaboración entre el profesor Andrés Martínez Lorca y yo. Él estuvo presente en todo el proceso de realización de la tarea. En un principio se planificó como una tesis doctoral, bajo su dirección, pero finalmente fui yo quien desistió, y seguimos colaborando con vistas a una futura publicación.  Trabajar con él ha sido todo un privilegio. Su talla intelectual  le ha valido el reconocimiento de importantes  instituciones   como la Real Academia de la Historia y la Academia Ambrosiana de Milán de las que es miembro.

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*Publicado en La Provincia el 20 de mayo de 2023.

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