Luto justificado en el fútbol mundial. Prematuramente ha fallecido uno de sus más grandes exponentes junto con Pelé, Di Stéfano y Diego Maradona. Johan Cruyff, triunfador como futbolista y también como técnico, fue el impulsor revolucionario de un estilo que todavía perdura y se proyecta a través del FC Barcelona más exitoso (hasta hoy), tras su fichaje por el club azulgrana procedente del Ajax, en la primera mitad de los años 70.

Los 120 millones de las antiguas pesetas abonados por el Barça era la mayor cantidad liquidada por un futbolista. “A un jugador que cobra tanto como yo se le puede exigir todo lo necesario”, nos confesó el propio Cruyff en noviembre de 1973 en el curso de una entrevista para Diario de Las Palmas, conseguida gracias a los buenos oficios de José María Minguella, delegado de Prensa del Barcelona entonces, aprovechando la presencia de la expedición azulgrana en el aeropuerto del Prat, camino de Murcia.

Pese al pacto de silencio con la prensa adoptado por los jugadores del Barça, Cruyff ofreció una serie de opiniones, excepto las que pudieran referirse a la marcha de su equipo en la Liga (vetadas por el aludido pacto del colectivo). Favoreció incluso unas fotos suyas, alguna acompañado de Minguella y el peruano Sotil, otra de las figuras del once catalán en aquellos tiempos. Horacio Seguí, fotógrafo oficial del club, estuvo providencial para inmortalizar el momento.

Cruyff era sin duda la máxima atracción de la Liga española en aquella época y así quedó reflejado con gruesos caracteres en las páginas de Deportes de Diario de Las Palmas al recoger sus declaraciones: “No me considero otro Di Stéfano, ni siquiera uno de los mejores jugadores del mundo”, “Alfredo era mi ídolo, también el centrocampista holandés Wilkes, que fichó después en el Valencia”, “Me distingue de los demás la mentalidad”, “No conozco Las Palmas. Es un sitio que me gustaría conocer pronto”, “Me han hablado muy bien de la belleza de las Islas Canarias, principalmente de Maspalomas”, “En cuanto a su equipo, creo que Tonono es su jugador más importante. También Carnevali, portero de Argentina”. Estas son algunas de las ‘perlas’ que el gran futbolista nos dejó en aquella inolvidable experiencia profesional, reproducidas luego en el periódico canario, entonces vespertino.

Impactados aún por su súbita muerte, a causa de un cáncer de pulmón, ahora los recuerdos se agolpan. Vestían los jugadores del Barça en aquella ocasión un elegante traje azul marino con un suéter de cuello cisne de tono celeste. Cruyff, como Di Stéfano en sus mejores tiempos, apuraba un cigarrillo durante la entrevista y no rehuyó en comentar otras trivialidades al margen del fútbol. Para la lectura le gustaban las novelas de George Simenon. En cuanto a cine prefería los nombres de Steve McQueen, Anthony Quinn y Natalie Wood.

Alejado de la primera línea del fútbol y después de una delicada operación de corazón, Cruyff ratificó años más tarde su afecto por Las Palmas de Gran Canaria reservando unos días de descanso en el hotel Reina Isabel.

A modo de epitafio, o conclusión, bien podemos quedarnos con una de sus frases memorables: “Yo represento una época que dejó claro que el fútbol bonito es divertido y que, además, con él se conquistan triunfos”. Inapelable.

*Publicado en La Provincia el 06 de noviembre de 1973


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