
Poco más de dos meses después de «marcharse» su admirado Carlo Martini, cardenal y ex arzobispo de Milán, también lo ha hecho el pasado fin de semana el sacerdote canario Pepe Alonso, tras un mes en el Hospital Insular de Las Palmas, su otra «casa» en los últimos años por los avatares de su salud, muy quebrantada. La alusión al purpurado y jesuita italiano no es ociosa. Los dos tenían en común la inquietud permanente de profundizar en las reformas del Vaticano II y traducir el mensaje de su religión a los nuevos tiempos. Estas consideraciones no ignoran las distancias y matices entre ambos, la jeraquía relevante de uno, “papable” en el cónclave que eligió a Benedicto XVI, además de Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en el año 2000, impulsor el segundo de una renovada corriente cristiana en Canarias, próxima a los principios de la Teología de la Liberación para posicionar siempre a la Iglesia al lado de los excluidos.



