UD Las Palmas : 0
– CD Tenerife : 1
La victoria tinerfeña ayer [22.11.08] sobre la UD Las Palmas se explica en dos palabras: oficio y bloque. Es lo que derrocharon y exhibieron los blanquiazules frente a un equipo amarillo que sigue mostrando carencias preocupantes. A fin de cuentas, esta es la plantilla que ha diseñado el director deportivo de la UD, Juanito, para el trabajo del técnico, Juan Manuel Rodríguez. La imagen de la UD Las Palmas ayer, independientemente de los aciertos o errores atribuibles al técnico en la alineación y en los cambios, reiteró la falta de liderazgo en la creación de juego. No ayuda nada dejarse invadir por la nostalgia de Trashorras, un futbolista que sin alcanzar la categoría de galáctico, marcó la diferencia y fue decisivo la temporada pasada para la resurrección del equipo amarillo. Las incorporaciones posteriores, llamadas a reemplazarlo, han constituido un fracaso.


Las Palmas no tiene continuidad en su juego. Cuando resuelve, la mayoría de las veces lo consigue con ramalazos de entusiasmo, de coraje y de un destello individual, bien de Márquez, Sergio Suárez, Gerardo o Adrián, pero no como consecuencia de un fútbol elaborado y sustentado los noventa minutos en la conjunción, desarrollo disciplinado de una estrategia y un grado de regularidad.

El Tenerife, sin ofrecer grandes alardes futbolísticos, dio, sin embargo, una lección de bloque con oficio a su eterno adversario. En el primer tiempo ofreció la sensación de llevar la iniciativa, o, al menos, controlar el juego; ejerció una presión asfixiante en el centro del campo y un marcaje férreo, particularmente, sobre Márquez y Sergio Suárez. Aún así, la UD Las Palmas consiguió marcar en el minuto 21, pero el árbitro Pino Zamorano anuló el gol de Gerardo, a instancia del asistente, por supuesto fuera de juego. Curiosamente, ninguna de las doce cámaras desplegadas por Canal Plus en el Estadio Gran Canaria avaló la discutible decisión arbitral.

Para colmo, diez minutos después una pifia defensiva protagonizada por López Ramos y Samuel dejó el balón a los pies de Alfaro para éste fusilar a Santamaría, que pudo haber hecho quizás algo más para evitar el tanto, que a la postre significaría el triunfo tinerfeño. La ventaja de los blanquiazules pudo incrementarse a dos minutos del final con el trallazo de un delantero tinerfeño, al que respondió esta vez el guardameta amarillo con un paradón. Cierto que la UD Las Palmas achuchó más en el segundo tiempo, pero con más tesón que inspiración y acierto. Defectos insistentes como la fragilidad defensiva (Samuel no es el de la temporada anterior), sumada a la ausencia de mando y talento en la zona ancha, dibujan un horizonte nada tranquilizador para Juan Manuel Rodríguez y el equipo que dirige.

Cabe deducir, finalmente, que la superioridad tinerfeña ayer en el marcador se corresponde en parte con la superioridad también de su presupuesto, unos 12 millones de euros (casi 2.000 millones de las antiguas pesetas), uno de los más altos de la Segunda División, frente a los estimados nueve millones de euros de la UD Las Palmas.