Pedro Agustín del Castillo, momentos antes de la entrevista mantenida en el despacho de la sede de una de sus empresas, junto al parque Santa Catalina, en Las Palmas de Gran Canaria.

Las empresas en las que participa Pedro Agustín del Castillo suman más de un millar de trabajadores. Es presidente de la compañía Binter, que factura 180 millones al año, de Eléctrica de Maspalomas (con un presupuesto de 25 millones anuales) y de la Fundación Amurga (familia Del Castillo). Casado hoy con la estadounidense Tiana Everit, Pedro Agustín del Castillo nació en Las Palmas de Gran Canaria en 1956 y es padre de tres hijos habidos en sus dos matrimonios.

—¿Como presidente de Binter está satisfecho del funcionamiento y el servicio que ofrece esta compañía aérea regional?
— Estoy satisfecho, mientras seguimos avanzando. Nuestro objetivo es continuar mejorando y tratar a los usuarios de nuestro transporte no como pasajeros sino como clientes, matiz diferencial importante en la atención que nos merecen.

—¿Cómo se dibuja el futuro de la compañía en cuanto a planes de expansión?
— Vamos a proseguir con el proceso de renovación de la flota, sustituyendo los aviones actuales por nuevos ATR que consumen menos combustible y se confirma que son los más óptimos para el transporte entre islas como nuestro Archipiélago. En la actualidad la flota está integrada por 16 aparatos, fabricados todos ellos en Toulouse. En tres años incorporaremos media docena de nuevos aviones de la factoría francesa.

—¿La reducción de la plantilla figura entre esos planes de futuro?
— Hoy tenemos un millar de empleados, pero no entra en las previsiones un recorte de la plantilla. Consideramos que esa cifra es la adecuada en este momento.

—¿Comparte la vieja aspiración del nacionalismo canario, presente en el Gobierno regional, cuando reivindica el traspaso de las competencias en materia de aeropuertos, hoy en manos del Estado?
— Comparto totalmente esa aspiración, entre otras cosas porque estoy seguro de que va a redundar en un servicio mejor para los usuarios del transporte regional y para las propias compañías aéreas que operan en Canarias. En la actualidad se echa de menos en cada uno de los aeropuertos de las Islas una terminal independiente para los vuelos regionales y favorecer al acceso directo a los aviones, y no con las complicaciones que se viene haciendo ahora. Se trata de un planteamiento absolutamente viable, que requeriría en buena lógica una ampliación de las instalaciones aeroportuarias de que están dotadas cada una de las Islas. Pero ¡ojo! veo bien que Canarias asuma esas transferencias del Estado siempre y cuando vengan dotadas de las aportaciones presupuestarias correspondientes.

—¿El componente nacionalista que gobierna en coalición con el PP le genera alguna reticencia como empresario?
— No. Además, el fenómeno nacionalista se ha asentado con toda normalidad en otras comunidades autónomas de España. Yo no tengo reticencias con el nacionalismo siempre que gestione con eficacia y defienda los intereses de Canarias.

—¿Cabía prever una mejora del servicio de Iberia con Canarias en el supuesto de haber seguido adelante la OPA en cuyo grupo, Texas Pacific, participaba usted?
— Nuestro grupo, como sabe, se ha echado atrás de momento en esa operación, a raíz del último movimiento que ha hecho Caja Madrid, comprando otras dos participaciones más de otras empresas. Para nosotros la operación inicial tenía un aliciente desde el punto de vista empresarial y financiero. Y desde las perspectiva de Binter Compañía, también, porque creaba unas conexiones o sinergias en el transporte aéreo con Canarias, beneficiosas para todos.

—¿Su procedencia de una familia con título nobiliario ha condicionado su andadura por la vida empresarial?
— Todo lo contrario. Me ha ayudado. Pero a la vez me impone una línea de superación personal para estar a la altura de la saga familiar y del prestigio de mis ancestros.

—¿Sintió en algunos círculos rechazo o vacío por esa procedencia?
— Sí he sido víctima de ello. En ocasiones se ha manifestado recibiendo un trato desigual o discriminatorio por parte de sectores que ahora están empezando a rectificar ese comportamiento. En una etapa inicial tal discriminación era practicada fundamentalmente por determinadas instituciones que no es menester precisar en este momento.

—El historiador Pedro Agustín del Castillo es uno de sus ilustres ancestros. ¿Se queda con algo de este personaje y su obra como referencia vital?
— Me quedo con lo que significó de hombre avanzado para su época, con una meritoria contribución al progreso de Canarias.

—Su padre ejerció de concejal del ayuntamiento de Las Palmas. ¿Qué recuerdos conserva de aquella etapa?
— Pocos porque yo era pequeño. Pero durante aquel periodo, que contó con José Ramírez Bethencourt como alcalde, se emprendieron proyectos ambiciosos, como la creación de la Avenida Marítima.

—¿Nunca tuvo la tentación de seguir los pasos de su padre en política?
— No. Nunca me atrajo el mundo de la política, aunque respeto a los que se dedican a ella. Prefiero el mundo de la gestión en la empresa. Desde luego no me veo ejerciendo en política.

—¿Cómo se incuba y se desarrolla su vocación empresarial?
— Me viene de cuna. Es el ambiente que he respirado siempre, desde pequeño, en mi familia.

—¿De todas las experiencias que ha tenido en ese campo cuál de ellas ha sido más gratificante?
— La que tuve inicialmente en la aparcería. Canary Tomatoes llegó a un acuerdo con todos los trabajadores para que éstos se quedaran con la empresa, tras una mediación del Gobierno autónomo. Otra cosa sería juzgar con el devenir del tiempo si la gestión posterior de aquella empresa fue o no buena.

—¿La percepción de injusticia social en aquella realidad de la aparcería forzó a buscar esa salida?
— No. Lo cierto es que se optó por aquella solución por considerarse la más viable para su supervivencia y rentabilidad. La aparcería fue un sistema de trabajo y de cultivo necesario en una etapa, superada ya con el desarrollo alcanzado por la sociedad canaria.

—A caballo entre Canarias, Madrid y Estados Unidos por sus negocios y presencia en consejos de administración no le será fácil coordinar sus tareas…
— La tarea es principalmente entre Madrid y Canarias. Y menos con EE UU, donde mi presencia inversora es más bien testimonial. Voy allí más por razones de que mi esposa es estadounidense. El recurso de las nuevas tecnologías facilita mucho, en todo caso, la coordinación y gestión de las empresas en las que participo, a veces sin obligarme a largos desplazamientos. Después de la penicilina, internet ha sido el mejor invento del siglo XX.

—¿Importaría algo del modelo y la filosofía empresarial norteamericanos?
— La mayor diferencia es que ellos formulan sus apuestas a medio y largo plazo, mientras que nosotros preferimos con frecuencia hacerlo a corto y medio plazo. También tienen una filosofía de vida diferente, de acuerdo con su idiosincrasia. Yo me quedo con la nuestra.

—¿Cree que a EE UU y sus dirigentes les interesa realmente del exterior algo más que el petróleo de Arabia Saudí y de Irak y sus bases militares?
— Una de las mejores cosas que tiene Estados Unidos es el funcionamiento de su democracia, con dos partidos que se alternan regularmente en el poder, de modo que el pueblo soberano echa del poder al dirigente que no lo hace bien. Pienso que sus dirigentes intentan una política exterior que consideran adecuada para sus intereses.

—A algunos les parece que hay más carga de romanticismo que realismo en la creación de la Cámara de Comercio Canario Americana para fomentar las relaciones económicas de EE UU con África a través del Archipiélago.
— La Cámara Americana ha cumplido ya noventa años de presencia en España. La novedad es que se abrió un capítulo de la misma en Canarias, con Juan Verde en la presidencia, y en funcionamiento desde hace poco más de un año. Es un trabajo duro, cuyos resultados no se constatarán hasta pasado cierto tiempo. Las exigencias se han trazado a medio y largo plazo, conforme al tradicional modelo empresarial estadounidense. La iniciativa constituye una posibilidad de negocios que puede ser trascendental para Canarias. La función principal de esta Cámara es provocar encuentros entre empresarios americanos y empresarios canarios en orden a establecer relaciones comerciales.

—¿Por qué esta Cámara de la que usted es vicepresidente no invita o trae a figuras de la talla de Bill Gates, en vez de tanto ex secretario de Estado?
— Se han traído ex y otras personalidades, con el denominador común todas ellas de ser formadoras relevantes de opinión en Estados Unidos. Canarias no era conocida suficientemente en el conjunto de EE UU. De haberse hecho una encuesta a priori, probablemente el 95 por ciento de los estadounidenses no sabría decir dónde están nuestras islas.

NOTA: Esta entrevista realizada a Pedro del Castillo, Presidente de Binter, en 2007.

*Publicado en La Provincia el día 02 de Diciembre de 2007

VER ENTREVISTA EN PDF REALIZADA A PEDRO DEL CASTILLO