Premio Primavera 2022, el periodista madrileño presentó su novela “Operación Kazán” en  la sala del Ámbito Cultural de El Corte Inglés grancanario

El autor no descarta que exista un topo de Occidente en el Kremlin y elogia la solvencia de los servicios de inteligencia de EE.UU y el Reino Unido

Narra las vicisitudes de los espías en una travesía de la Revolución Rusa en 1917 hasta las últimas elecciones norteamericanas,  pasando por la II Guerra Mundial, el desembarco de Normandía, la caída del Muro de Berlín, el fracaso de los regímenes comunistas y las injerencias de Moscú en las democracias occidentales

Amado Moreno

Camino de otro éxito editorial con el sello de Espasa, Vicente Vallés (1963, Madrid), presentó ayer y firmó ejemplares de “Operación Kazán”, su última producción literaria, en la sala del Ámbito Cultural del centro comercial de El Corte Inglés de Mesa y López, en la capital grancanaria. De hecho, la obra figura ya entre las diez de ficción más  vendidas en librerías españolas y va por su cuarta edición.

Premio Primavera de Novela 2022 en el que le han precedido Juan José Millás, Lorenzo Silva, Rosa Montero, Luis Sepúlveda, Juan del Val y Peridis, el periodista y conductor del informativo nocturno de Antena 3 TV con más seguimiento nacional, Vicente Vallés, reconoció en su cita de Las Palmas que ha necesitado tres años de trabajo, en lugar de uno, para culminar “Operación Kazán”. Le obligó a un mayor esfuerzo que otros títulos editoriales suyos, que se desarrollaron más apegados al estilo periodístico como “Trump y la caída del imperio Clinton” y “El rastro de los rusos muertos”. Su curiosidad por el género espionaje la despertaron en su adolescencia y juventud novelistas como John le Carré, y aún más Frederick Forsyth.

En respuesta al diálogo que mantuvo con Pablo Sabalza, director de Ámbito Cultural, Vallés confirmó la exigencia de una profunda reflexión y laboriosidad para esta entrega sobre espionaje, en la medida que cada episodio “impone no dejar cabos sueltos en el relato para no descolgar a sus lectores”.

El autor focaliza parte importante de la novela en un personaje del perfil de Putin, que ha labrado su carrera profesional y política a través del KGB y de la organización posterior de la inteligencia rusa, tras el derrumbe de la antigua Unión Soviética.

Recordó el periodista madrileño la caída del Muro de Berlín en noviembre de 1989, con Putin en su calidad de agente del KGB residiendo en la ciudad alemana de Dresde.  Tiempo después aparece en política como número 2 de un partido que ganó los comicios para el ayuntamiento de San Petersburgo, convirtiéndose en vicealcalde, pero pierde las elecciones siguientes y el cargo. Una “nebulosa” parece cubrir su etapa hasta surgir en Moscú, donde Yeltsin le aúpa a la dirección de los servicios secretos del Estado ruso y más tarde le nombra primer ministro, detalla Vicente Vallés. En este punto, subraya que el ascenso de un agente secreto a la presidencia de un Gobierno no es propio de las democracias occidentales, matizando la diferencia con Bush padre, que había sido director de la CIA antes de llegar a la Casa Blanca como presidente de EE.UU. “En la mayoría de las democracias occidentales la dirección de los servicios de inteligencia son cargos políticos y no agentes profesionales”, puntualizó.

Estos antecedentes inspiran su novela y uno de los personajes protagonistas con la llegada al poder en Moscú de un agente del KGB, “insaciable y temerario para sabotear Occidente y recuperar para Rusia la condición de superpotencia”.

El escritor de “Operación Kazán” aprovechó para expresar su opinión favorable sobre la solvencia de los servicios secretos de EE.UU y el Reino Unido: “Biden demostró tener información correcta sobre la invasión rusa. Pronosticó le fecha de la misma con una variación de muy pocos días, pese a ser desmentido por Putin y el ministro Lavrov. Ello nos lleva a pensar en la existencia de un posible topo de Occidente en el Kremlin”, sostuvo.

Se mostró comprensivo con las críticas furibundas que provocaron los fallos de los servicios de inteligencia en atentados como los del 11-S de Nueva York y el 11-M de Madrid, pero advirtió que posiblemente sean más los daños que han evitado con sus actuaciones discretas y efectivas, cambiando incluso el rumbo de la historia, y no trascendieron a la opinión pública, pese a merecerlo.

Como recoge la contraportada de su libro, el escenario en el que se mueven sus figuras principales abarca desde la Revolución Rusa en 1917 hasta las elecciones americanas del siglo XXI, incluyendo los horrores de la II Guerra Mundial, el desembarco de Normandía, la Guerra Fría, la caída del Muro de Berlín, el colapso de los regímenes comunistas en los años 90 y la actual injerencia rusa en las democracias occidentales.

Las referencias que ofrece de “la bella región francesa” de Normandía demuestran un conocimiento exacto del acontecimiento histórico. No en vano Vicente Valles pasó allí una semana con su familia en el litoral y pueblos de la zona, contrastando impresiones sobre las zanjas abiertas entonces y que dificultaron tanto el repliegue del ejército alemán derrotado, como el avance aliado, pormenores todos que le han servido para enmarcar su novela.

Conocedor además de la realidad estadounidense, por sus  múltiples viajes y estancias en el país desde su infancia a causa de circunstancias familiares y profesionales, el novelista en esta ocasión no alberga dudas acerca de la intervención de la inteligencia rusa en las elecciones que dieron el triunfo a Donald Trump para llegar a la presidencia: “Fue uno de los cuatro motivos que explican su victoria”, asegura.

Con abundantes premios en su carrera como autor y periodista, Vicente Vallés concluyó ayer contestando con una sonrisa que aún le queda un sueño pendiente por cumplir: “Vivir en Canarias a la orilla del mar”.


*Publicado en La Provincia el 12 de junio de 2022.

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