AMADO MORENO //

“¿Para qué producir si no disponemos de mercados donde colocar la fruta, o bien, si el único exportador nos paga la fruta al precio que le da la gana?” Con esta desafiante reflexión, José Samsó Henríquez (1890), personaje guiense de ascendencia catalana, con una vasta formación y capacidad visionaria de futuro, a la que contribuyeron sus contactos en Alemania tras la Primera Guerra Mundial, planteó un reto colectivo y espoleó las conciencias del sector agrario grancanario para cimentar la creación del primer Sindicato Agrícola del Norte el 30 de marzo de 1922.

Décadas más tarde derivaría a su denominación actual, Cooperativa Agrícola, manteniendo el mismo espíritu de su fundador. Las inquietudes agrícolas y la sensibilidad social de este impulsor del cooperativismo en el Norte de Gran Canaria son recogidas con rigor histórico por Sergio Aguiar Castellano en un libro editado por Mercurio. 

El texto examina con precisión documental la trayectoria personal y profesional de José Samsó Henríquez, sin desdeñar su faceta militar y su ascenso a general, demorado por el núcleo duro del franquismo debido a su proclividad monárquica. Un año antes del fallecimiento del personaje, registrado en 1965, José Mauricio Rodríguez, experto en análisis agrícolas, llamaba la atención desde las páginas de “Diario de Las Palmas” sobre la importancia singular del promotor del Sindicato Agrícola del Norte, “a quien todavía no se le ha reconocido públicamente los extraordinarios servicios a la agricultura canaria”.

Valoraba la trascendencia de su iniciativa en el logro del precio abonado al cosechero y la fiscalización de las cotizaciones para procurar que los márgenes comerciales entre el consumidor y el agricultor sean los más razonables.

17 millones de kilos en plátanos y hortalizas

La andadura de aquel germen de la Cooperativa Agrícola del Norte se inició con 10 socios en 1922 y finalizó el primer año ya con 41. Su crecimiento fue rápido llegando a 344 asociados en 1933.

Hoy cuenta con unos 300, de los que más de la mitad se dedican al cultivo de plátanos y el resto a frutas y hortalizas. La sede inicial de la cooperativa agrícola del Norte se estableció en el edificio que años después sería Instituto Laboral de Guía y hoy Escuela de Idiomas. La entidad tuvo posteriormente sedes también en Las Palmas de Gran Canaria, en la calle General Vives y desde 1980 en Bañaderos, Arucas. El nivel de producción actual es de 14 millones de kilos de plátanos (en tiempos pretéritos alcanzó hasta los 40 millones), en una superficie que suma 300 hectáreas, y tres millones de kilos de otras frutas y hortalizas cultivadas en un centenar de hectáreas aproximadamente.

La estadística de las segundas se distribuye como sigue: lechugas: cultivo y producción, 10 hectáreas y unos 500.000 kilos. Cítricos: 20 hectáreas y unos 400.000 kilos. Papayas: unas 50 hectáreas y 500.000 kilos. Aguacates: 10 estimadas y unos 150.000 kilos. Mangos: 10 hectáreas y unos 200.000 kilos.

A lo largo de sus 95 años de historia la Cooperativa Agrícola del Norte ha sufrido múltiples ciclos, recuerda su presidente Ricardo Díaz. Durante muchos años fue la única cooperativa de la isla.

“Ante esta situación y debido fundamentalmente al espíritu cooperativo que regía, y sigue vigente, en cuanto a que cada agricultor implica un voto, con independencia del volumen de kilos que posea -resalta-, fueron surgiendo numerosas SATS (Sociedades Agrarias de Transformación) cuyo funcionamiento distaba y dista en la actualidad del espíritu cooperativo”.

Aprovecha también esta oportunidad para mostrarse crítico con Asprocan: “No es de recibo que organizaciones de productores de plátanos que pertenecen a la Patronal no acaten las decisiones de la mayoría, que afectan directamente a la comercialización de la fruta de todos, y no presentan siquiera los avales preceptivos”. Ricardo Díaz es un defensor a ultranza de su modelo de producción y comercialización agraria: “El cooperativismo bien entendido es la mejor opción de futuro para la economía canaria. Importante reseñar que nuestra cooperativa se audita externamente, cambiando cada tres años de empresa auditora”.

Futuro con optimismo

Por su parte, la economista y gerente de la organización, Alicia González, se remite al pensamiento de José Samsó Henríquez, para reafirmar que “el problema fundamental sigue siendo el mismo de entonces: la ausencia de unión real en el sector agrario.

Muchas veces los egos y la falta de profesionalidad se imponen al sentido común”. En su opinión “la Cooperativa Agrícola del Norte afronta el futuro con optimismo y con la claridad de que la agricultura es indispensable para nuestra sociedad. Implica muchísimo más que la aportación al PIB ya que es multifuncional, paisaje, aire puro, aprovechamiento del territorio.

Además, un campo con posibilidades de expansión teniendo en cuenta que se trata de cultivar siguiendo no sólo las buenas prácticas agrícolas, sino garantizando al consumidor un producto saludable con una presentación atractiva”. Para responder a estas exigencias explica que la cooperativa aborda hoy una ampliación de sus instalaciones para un aula de formación que comenzará a funcionar en breve.

“De hecho, una de los pilares fuertes de la cooperativa -puntualiza Alicia González- es el dinamismo, búsqueda de posibilidades, explorar nuevos mercados,así como invertir en I+D+i”.

En el mismo contexto, otra línea de trabajo apuesta por el producto ecológico como una de las vías importantes de diferenciación a corto plazo: “En realidad ya comercializamos partidas de plátanos, papayos y mangos ecológicos, una tendencia que pretendemos potenciar de acuerdo siempre con los asociados que lo deseen”.

No es menor la preocupación social de la coooperativa por la integración laboral de jóvenes pertenecientes a familias canarias desestructuradas. Con la colaboración de la Fundación Mapfre y de operadores jurídicos de la magistratura diseña programas de formación que proporcionen empleo estable al segmento juvenil más vulnerable en los propios cultivos de la marca Lairaga, vinculada a la entidad agraria.

Entre las notables juristas intervinientes en la divulgación de esta iniciativa destaca la magistrada juez Reyes Martel. No ha dudado en elogiar públicamente el compromiso empresarial en este caso por ceder parte de los beneficios para hacer realidad el sueño de muchos jóvenes.

Al logro de todos los objetivos contribuye decisivamente un departamento técnico que colabora con los agricultores: “Planificar los cultivos con su asesoramiento es indispensable para la correcta comercialización de la fruta, propiciando una rentabilidad acorde a sus esfuerzos”, subraya la gerente de la empresa. El relevo generacional es uno de los puntos débiles del sector.

En un ejercicio de autocrítica lamentan no haber acertado a encauzarlo eficientemente. “Queda un gran trabajo por hacer y nosotros estamos dispuestos a ello, con la mejor disposición.

Nos ofrecemos al Cabildo de Gran Canaria para activar el cultivo de terrenos hoy abandonados”, declara.

Por último, apela a la necesidad de concienciación del consumidor canario: “Es vital para el futuro. Tenemos que ser conscientes de la importancia de comprar producto nuestro, cuidado, saludable, que cree riqueza en nuestra tierra y para nuestra gente.

Es la única forma de defendernos de la amenaza y realidad cada vez mayor de operadores de mercado que les da igual la procedencia de un producto. Reivindiquemos el consumo responsable. ¿Qué mejor a la hora de elegir que los cultivos de nuestra tierra generados con responsabilidad y cariño?”. Una pregunta cuya respuesta es obvia para los que se sienten identificados con su territorio vital.

Consejo Rector

  • Elegido democráticamente en asamblea general por el resto de los socios está conformado por Ricardo Díaz Suárez (Presidente), Claudio Díaz Moreno (Vicepresidente), Antonio Gil Acosta (Secretario) y Yeray Hernández Santana (Tesorero). Figuran como vocales Antonio González Vieítez, Fernando de la Fuente Sotomayor, Alejandro del Castillo Benítez de Lugo, José Alberto
  • Umpiérrez Díaz, Domingo Hernández Medina, Rafael Morales Ponce y Félix Díaz Ríos.

  

La Cooperativa Agrícola del Norte, a cinco años de su centenario

 

Alejandro del Castillo y Benítez de Lugo

“Todos los asociados participan en la gestión y control”

Vocal del Consejo Rector:“Como administrador de la actividad agrícola familiar, he estado vinculado con distintas entidades de empaquetado y comercialización del plátano, tanto cooperativas como sociedades mercantiles, y con independencia de los defectos y virtudes que tienen unas y otras, he de manifestar que nuestra cooperativa me ha sorprendido por muchos motivos. Cabe destacar entre ellos, la solidaridad y el apoyo mutuo de los miembros del Consejo Rector para resolver los problemas comunes e individuales. La ayuda de los técnicos de la cooperativa a los agricultores para solucionar los problemas que surgen en el cultivo, así como de todo su personal, contribuyen a que el asociado se sienta como en su propia empresa. La motivación y el empeño de mis compañeros del Consejo Rector, liderado por su presidente y el grado de responsabilidad de la gerencia, para el logro de las metas previstas, sintiendo un verdadero compromiso con los asociados. En lo que se refiere a gestión y control de la cooperativa, tanto las decisiones que corresponden al Consejo Rector como a la Asamblea General se toman siempre democráticamente, mediante la participación y el protagonismo de todos sus miembros y buscando el equilibrio entre eficiencia económica y social. Respecto a los miembros de la cooperativa, siempre prevalece la igualdad de deberes y derechos, así como la equidad en la distribución de los excedentes.”

Antonio González Viéitez

“Asprocan debe imbuirse de nuestra transparencia y democracia”

Vocal del Consejo Rector: “Nuestra entidad agrícola ha resistido todas las embestidas y mantenido la cultura cooperativa a lo largo de todo su recorrido. Es referencia no sólo en el plátano, sino también en otras frutas y hortalizas, abriendo otro mundo de posibilidades infinitas. Con mucho trabajo y honestidad. En cuanto al sector debo señalar que la situación actual es vergonzosa en Asprocan, donde determinadas organizaciones de productores de plátanos adoptan posiciones egoístas aprovechándose del resto. Esta circunstancia no conduce a nada bueno, sino que complica cada vez más las cosas. Asprocan debería imbuirse de los principios defendidos todos estos años por esta cooperativa con respecto a la profesionalidad, democracia y transparencia. Sólo así podremos conseguir la unión real que permita a los agricultores obtener una rentabilidad como se merecen”.

*Publicado en La Provincia el 04 de junio de 2017

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