José Luis Díaz en la plaza Santa Ana de la capital grancanaria/LP-DLP

“Con las redes sociales plagadas de bulos, sigue siendo un refugio seguro para recibir información”

“Mi despedida no es un punto final, es un alto en el camino, necesito un descanso”

“Los gobiernos deben aprender de la pandemia a estar más atentos a las señales de alarma”

“Por cálculo político se han pospuesto decisiones impopulares que habrían salvado miles de vidas”

Amado Moreno

José Luis Díaz (Montaña Alta de Guía, 1959), periodista por la Universidad Complutense de Madrid y licenciado en Historia por la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, fue objeto recientemente de un cálido y emotivo homenaje por parte de sus compañeros y colaboradores de Canarias Radio, cadena regional de la que se despidió tras casi doce años consecutivos con un programa de información siempre en directo (más de nueve mil entrevistas en las últimas siete temporadas), desde primera hora de la mañana. Concluía así una segunda etapa de su intensa actividad profesional ante el micrófono que había sido precedida de otra experiencia en Cope Las Palmas donde sumó dos décadas,  varios años como director de sus servicios informativos.

· ¿Su adiós a Canarias Radio es un punto y aparte en su trayectoria profesional o un punto final?

En ningún caso es un punto final, es un alto en el camino motivado sobre todo por la necesidad apremiante de tomarme un descanso. Soy de los que piensan que el futuro no está escrito y que uno nunca puede predecir con exactitud qué hará la semana que viene o el año próximo. No puedo por tanto aventurar si ese futuro pasará por volver a los micrófonos o por otra actividad completamente diferente y alejada incluso del periodismo. A pesar de este tiempo sabático seguiré con la antena extendida, pendiente de cualquier señal con la que pueda sintonizar profesional y personalmente.

· ¿Qué balance hace de esta última etapa?

No puede ser más positivo. La posibilidad de dirigirme desde un medio público a los ciudadanos de las ocho islas para contar sus anhelos, sus preocupaciones y sus alegrías cotidianas ha sido una gran responsabilidad y, al mismo tiempo, un honor y una enorme satisfacción. La radio tiene un gran poder de convocatoria y en momentos o circunstancias especialmente difíciles se convierte casi en la única fuente de información para la mayoría de la población. A pesar de ciertas limitaciones técnicas y humanas que ojalá se resuelvan cuanto antes, Canarias Radio ha demostrado con creces haber estado a la altura tanto de la realidad cotidiana de los canarios de todo el Archipiélago como de sus momentos más complicados.

José Luis Díaz en Las Nieves (Agaete)/LP-DLP

· Después de casi doce años consecutivos  con tres horas de directo al amanecer que le obligaban a “caerse” de la cama cada día a las tres de la madrugada como los panaderos, parece que entonces era inevitable tomarse este respiro…

Es cierto y esa ha sido la razón fundamental de mi reciente despedida que a mí me gusta llamar más bien un “hasta luego” o un “nos vemos”, ya veremos si en la radio o en otro lugar. La palabra “despedida” me parece demasiado concluyente y definitiva. El programa que dirigía y presentaba  exige un importante esfuerzo físico y mental que a la larga termina pasando factura a quien lo realiza. En mi caso la cuenta ya empezaba a ser abultada y por eso decidí tomarme un respiro para que no se convirtiera en un impagado.

· Su programa, “Buenos días, Canarias”, era un desfile constante de personajes protagonistas de la actualidad y de colaboradores analistas. El promedio de participantes era muy elevado. ¿Cómo lo conseguía?

Es la propia actualidad la que te indica cada día el camino a seguir, junto con una buena agenda de previsiones para no quedarte atrás. Esto implica atención permanente a la actualidad diaria y flexibilidad para hacer frente a los imprevistos de última hora. Aquí quiero subrayar y agradecer una vez más el trabajo de Elena Barrios, la productora del programa, por su capacidad para poner en antena a los protagonistas de esa actualidad. Eso ha hecho que durante las últimas siete temporadas se hayan emitido más de 9.000 entrevistas, que se dice pronto. Para los colaboradores y analistas con los que he tenido el honor de trabajar no tengo más que reconocimiento y gratitud porque son la prueba de la pluralidad de opiniones que ha primado siempre en el programa. Además, con muchos de ellos se ha establecido incluso una relación de amistad que va mucho más allá de sus intervenciones en la radio.

· ¿Observa algún riesgo para la supervivencia y fortaleza de la radio en general como medio, pese a que ha conseguido resistir hasta ahora diferentes crisis?

No tengo ninguna duda de que el futuro de la radio no solo no corre peligro sino que es más firme que nunca. Los datos demuestran que gana oyentes como consecuencia de que es también el medio que más confianza genera a la hora de informarse. Es evidente que tiene muchos retos relacionados con las nuevas tecnologías pero también hay que recordar que fue de los primeros medios en iniciar la adaptación a esa realidad, con lo cual se puede decir que tiene un importante camino andado. Con las sacrosantas redes sociales plagadas de bulos y descalificaciones, la radio seguirá siendo el refugio seguro para recibir información con inmediatez y de calidad y opiniones plurales.

· Hay una audiencia que demanda prioritariamente información, educación y entretenimiento. ¿Está de acuerdo?

Estoy convencido de que existe y es obligación inexcusable que los medios públicos redoblen sus esfuerzos para darle respuesta adecuada. En realidad creo que lo que justifica la existencia de estos medios es precisamente atender una demanda objetiva de información rigurosa y plural, en un siempre complicado equilibrio entre audiencias y contenidos en el que el acento debe estar en estos últimos. Del mismo modo, creo que forma parte de su tarea ineludible ayudar para que la sociedad tenga elementos de juicio suficientes cuando debe tomar decisiones importantes para sus vidas. Todo ello no tiene que estar reñido con un entretenimiento que subraye nuestra idiosincrasia como pueblo, pero siempre desde el más absoluto respeto y sin perder nunca de vista nuestra dimensión universal.

· ¿Por qué eligió la radio y no el periódico?

Se puede decir que la mía fue una vocación radiofónica casi innata. Aún recuerdo cuando llegó a mi casa el primer aparato de radio y la extrañeza que me produjo que aquel aparato “hablara”: quedé atrapado para siempre por eso que se ha dado en llamar la magia de la radio. A mi madre no la dejé en paz hasta que me compró una radio pequeñita que llevaba incluso al colegio. La radio me acompañaba siempre y en todo momento, conocía las sintonías de los programas y los nombres de los locutores, mi primera cultura musical se la debo a la radio y en ella seguía hasta las radionovelas. Y por supuesto, los partidos de la Unión Deportiva Las Palmas narrados por Segundo Almeida, Pascual Calabuig o Fernando Díaz Cutillas eran cita ineludible los domingos por la tarde. Con antecedentes como estos lo paradójico realmente hubiera sido preferir el periódico: era radio sí o sí.

· ¿Quién ha sido su icono o referencia con el micrófono?

Hay varios, pero en el campo del entretenimiento siempre recordaré a Joaquín Prat, en el deportivo a José María García y en el de la información a Luis del Olmo y a Iñaki Gabilondo. No son los únicos pero sus nombres y sus voces quedarán ligados para siempre a la historia de la radio española. Lo mejor de todo es que las voces que han venido a sustituir a las de estos grandes maestros radiofónicos siguen subiendo el listón cada día en bien de la radio y de la sociedad española.

· ¿La situación generada por el coronavirus y el confinamiento de la población ha sido la experiencia más fuerte que le ha tocado lidiar profesionalmente?

Probablemente sí. Me ha tocado ponerme al frente de los micrófonos en otras situaciones de crisis como borrascas, accidentes o incendios pero ninguna de las dimensiones y las características de la pandemia del coronavirus. En todas estas crisis siempre predomina la incertidumbre, pero en una borrasca o en un incendio sabes que será cuestión de horas o como mucho de unos pocos días que la situación termine. En este caso lo que prima es el relativo desconocimiento científico sobre el comportamiento del virus y la importancia que adquiere la actuación de las autoridades y la responsabilidad social. Son factores que generan un alto grado de incertidumbre que ineludiblemente se transmite a los ciudadanos. Uno quisiera haber contado que se descubrió la vacuna o que hay un medicamento que reduce de forma drástica la letalidad de la enfermedad, pero lo que tiene que contar por desgracia es que se propaga y que el número de víctimas aumenta.

· ¿Qué conclusiones destacadas le aportó esta vivencia inesperada e insólita?

Creo que es aún pronto para extraer conclusiones porque en realidad el virus no ha desaparecido y nadie se atreve a pronosticar cómo evolucionará. Todos ponemos nuestra esperanza en la vacuna y ojalá esté disponible cuanto antes y con carácter universal. Sin embargo, tampoco deberíamos descartar por completo la posibilidad de que no se encuentre a corto plazo y tengamos que acostumbrarnos a convivir con el virus. Como decía al principio de la entrevista, el futuro no está escrito y mucho menos para la ciencia. De todos modos y con carácter provisional sí se puede concluir que los gobiernos deben aprender de esta pandemia la imperiosa necesidad de estar mucho más atentos a las señales de alarma y prepararse para ello. Es evidente que el virus nos ha pillado con el paso cambiado, no hemos sabido leer los avisos de la naturaleza y, seguramente por cálculo político, se han pospuesto decisiones impopulares que podrían haber salvado miles de vidas. También los medios tienen el deber de reflexionar sobre qué tipo de información se ha transmitido a la sociedad y cuánto peso han tenido en ella factores más vinculados a motivaciones políticas concretas en relación con los hechos contrastados. Del mismo modo los ciudadanos debemos ser conscientes de nuestra responsabilidad individual y entender que este es un problema global que nos atañe a todos.

· Su carrera aúna etapas en una cadena de Radio privada, primero en la Cope, y después en la pública con Canarias Radio La Autonómica. ¿Respiró libertad y pluralidad informativa más en una que en la otra?

No aprecio diferencias sustanciales. He tenido la suerte de trabajar con una amplísima libertad en ambos medios y de servir de cauce a todas las voces que han tenido algo relevante que transmitir a la sociedad. En otras circunstancias no creo que hubiera permanecido casi veinte años en el primero de los medios y casi doce en el segundo. Al margen de legítimas líneas editoriales concretas, el hecho de que uno sea privado y el otro público no tiene porque suponer más o menos restricciones a la libertad de información y a la pluralidad de las opiniones.

· ¿Tiene justificación la vigencia de una radio y tv autonómicas con la concepción organizativa actual?

Por supuesto. Los medios públicos cumplen una función que los privados no cubren por razones diversas, las económicas sobre todo. Ahora bien, frente a los medios privados, los públicos tienen un plus de responsabilidad por cuanto son financiados con el dinero de los impuestos de todos los ciudadanos. A ellos más que a ningún otro se les debe exigir rigor y pluralidad. Por otro lado, en un territorio fragmentado como el canario los medios públicos adquieren una relevancia aún mayor como vehículos para la cohesión social y territorial. Es tan sencillo pero al mismo tiempo tan importante como trabajar para que los ciudadanos de La Graciosa conozcan y se interesen por la realidad de El Hierro y viceversa.

· ¿Con qué entrevista de las muchísimas que ha hecho se queda en su memoria?

Creo que esta es la pregunta más difícil de la entrevista, porque elegir una de entre las más de 9.000 que hice es casi imposible. Pero si tuviera que decantarme por alguna elegiría a esas personas que en una noche de apagón generalizado te llaman de madrugada a la radio para agradecerte la compañía y la información hasta el punto de ponerte un nudo en la garganta. No hay nada más hermoso ni más gratificante para alguien que ame la radio con pasión y para cualquier periodista que ser útil a las personas a las que te debes.


*Publicado en La Provincia el 26 de julio de 2020