Una juez de Nueva York ha rechazado su libertad condicional, tras ser detenida por  presunta complicidad en tráfico sexual de menores

Amado Moreno

La ostentación del lujo, primero, y el drama después, parecen marcar la vida de Ghislaine Maxwell (58 años) la novena hija del famoso magnate de la prensa británica y estadounidense, Robert Maxwell, detenida recientemente por el FBI por su presunta complicidad en el tráfico sexual de menores con su amigo Jeffrey Epstein, que se suicidó meses antes en prisión, en circunstancias cuestionadas por expertos. Una juez de Nueva York acaba de rechazar la libertad condicional para Ghislaine Maxwell, la supuesta ‘madame’ del  aludido millonario. Ella se declara no culpable de los cargos que la imputan. A tenor de lo que testificaron numerosas víctimas del caso Epstein sus exquisitos modales, su facilidad de palabra y los excepcionales contactos sociales (Donald Trump, Elton John y el príncipe Andrés de Inglaterra, entre otros) fueron el gancho para que numerosas jóvenes quedaran atrapadas en las redes de Epstein y su amiga especial.

Por otra parte, cabe recordar que el informe forense de Las Palmas que diagnosticó la muerte (noviembre de 1991) de su padre  Robert Maxwell por un infarto y posterior ahogamiento en aguas del sur de Gran Canaria, planteó serias dudas a una parte de la opinión pública. Sobrevoló la sospecha de que los servicios de inteligencia de un país -¿Israel?- habían precipitado su defunción, por haberse convertido quizás en un elemento incómodo por sus desorbitadas exigencias. El magnate caería al agua y encontraría la muerte cuando navegaba hacia a Tenerife en su yate “Ghislaine”, rotulado así en honor a su hija predilecta.

En todo caso, la viuda y uno de sus hijos que llegaron urgentemente de Londres para reconocer el cadáver y llevárselo posteriormente, tras la correspondiente autopsia, eludieron encontrarse con los informadores locales para permitir contrastar esa hipótesis y otros detalles que rodearon su misteriosa muerte, según recoge Diario de Las Palmas en una edición de la fecha. (Ver PDF al final de texto)

El padre de Ghislaine nació en el seno de una familia judía eslovaca tan pobre que compartía los zapatos con sus hermanos, dormían prácticamente en el suelo. Los nazis exterminaron a gran parte de sus seres queridos, recordaba recientemente un completo reportaje del periódico El Mundo. Terminó refugiándose en Inglaterra, donde años más tarde se convertiría en un hombre de negocios influyente.

Mansión estadounidense en la que Ghislaine Maxwell fue detenida por el FBI/Reuters

Tras hacerse con un imperio de comunicación, sumando cabeceras de varias publicaciones inglesas y americanas,  y atreverse con una incursión política como parlamentario laborista, Robert Maxwell empezaría a disimular cierta fragilidad de su gigantesca estructura empresarial. Representaba el lujo y poderío de un periodo del siglo XX. Cierto. Pero al parecer era pura fachada, según algunas fuentes. Estaba apremiado por deudas. Se cuenta que por este motivo tuvo que recurrir a 200 millones de libras -equivalente hoy a 221 millones de euros- del fondo de pensiones de sus trabajadores. También le perseguía una investigación por un supuesto crimen de guerra. Habría matado en 1945 a un civil alemán.

No era un secreto su amistad inequívoca con Israel. De hecho se encuentra enterrado no en Inglaterra, sino en el Monte de los Olivos de Jerusalén, tras su fallecimiento en Canarias a los 68 años.


*Publicado en el Diario de Las Palmas el 6 de noviembre de 1991.